Audiencia 18: declaró una víctima oriunda de Huanguelén, estudiante universitario en 1976; un dirigente gremial de Villarino; y un sobreviviente integrante de la UOCRA Bahía Blanca.
A 120 días del inicio del Juicio Mega Causa Zona V en Bahía Blanca, y siendo la primera semana en la que se desarrollan dos audiencias en cuadro días, continuaron las declaraciones testimoniales frente al Tribunal Oral en lo Criminal Federal. La décimo octava jornada comenzó con la segunda parte de la reproducción audiovisual del testimonio del testigo Jorge Villalba, concretado en la Causa Bayón en noviembre de 2011.
Minutos después, declaró a través de la conexión telemática, César Horacio González, estudiante universitario en 1976 oriundo del pueblo bonaerense de Huanguelén. En el momento que las Fuerzas Armadas ocuparon la localidad cercana a Guaminí, González fue requerido por el Ejército, pero él estaba cursando sus estudios en La Plata entonces su padre lo fue a buscar a la ciudad de las diagonales.
“Mi detención fue individual, fui trasladado a la comisaria de Pigué. Me quejé por el maltrato en la dependencia policial entonces el mayor Riobo me llevó al Batallón de Arsenales 602 de Pigüé. El trato era correcto, fue diferente conmigo que en otros casos”. Posteriormente, González relató que fue trasladado en avión con ocho militares a Bahía Blanca y la nave “aterrizó en la misma sede del Batallón de Comunicaciones 181”.
“Una noche aparece alguien bastante golpeado, después me entero que era un abogado de Bahía Blanca que defendía presos políticos. En la sala de espera había un teléfono público, el jurista pide hacer un llamado y mi sorpresa fue que el Jefe de Guardia le dijo que sí. Llamó al Colegio de Abogados, llegaron varios colegas al Batallón, y lo tuvieron que liberar”, declaró González.
En relación a lo acontecido en Huanguelén, César contó que “las fuerzas militares cerraron la localidad, fue importante la cantidad de allanamientos, hubo más de 100. Mi hermana me dijo que le servía whisky al comisario del pueblo en mi casa para que no me haga nada a mí. Fue un marco de terror que vivió el pueblo. Cada 24 de marzo, el distrito de Coronel Suárez hace el acto de la memoria en Huanguelén".
Sobre los días de encierro, González dijo que estuvo “en el Batallón de Comunicaciones 181, a la deriva, hasta tenía libertad de salir al patio". Y continuó: "Hubo un episodio que fue más shockeante: cuando me interrogaron durante una hora y media, me vendaron los ojos y sentí que me colocaron una pistola en la nuca. Me subieron a declarar a un primer piso y me preguntaban si conocía a Rodolfo Celso Gini, asesinado en diciembre 1974 por la Triple A. Fue profesor y amigo. Me preguntaban sobre personas conocidas mías, todos de Huanguelen”.
“Cuando terminó el interrogatorio, me levantaron la venda y con ingenuidad me puse a leer la declaración: ‘pero vos sos pelotudo o te hacés, te dije que la firmes, no que la leas, firmala’, me dijo uno".
Sobre Julio Lede, compañero del colegio secundario, que estuvo un sólo día con González, contó que los soldados dijeron: "'A este muchacho le fue re mal, lo mandaron a la Escuelita a aprender'. Sabían del Centro de Detención, ahí los torturaban y si les iba bien los blanqueaban y si no aparecían muertos. A los padres de Lede les mostraron una carta que decía que se había ido al monte a luchar con sus compañeros, cosa que no era cierto. Por suerte lo liberaron".
A González, cuando fue puesto en libertad luego de siete días, no le devolvieron su documento, por lo que pensó que lo iban a matar. “Pero el Teniente Coronel Tauber, dijo: ‘aproveche porque a partir del lunes asume un carnicero. Además quiero que tengas esta nota mía’, la cual decía que fuimos interrogados, que no estaba relacionado con la subversión y que deseaba que pudiera continuar con los estudios. La carta era una especie de pasaporte de seguridad”.
Julio López fue dirigente gremial de Vialidad Nacional domiciliado en el pueblo de Algarrobo. Fue citado a declarar por Sirio Prat, trabajador de YPF, Secretario Adjunto de la CGT Villarino y congresal del Sindicato Unidos Petroleros de Estado por la filial Bahía Blanca, secuestrado en julio de 1976.
López precisó que “con Prat éramos vecinos, del pueblo, lo conocía de un club de fútbol y por la militancia gremial. También conocía a Julio Berardi, Cahito, éramos muy amigos. Sabía que también había sido secuestrado y que estaba detenido pero no sabíamos dónde”.
“En el pueblo conocíamos al cura y le preguntamos por los secuestrados al padrecito Ángelo que se entrevistó con el General Vilas. En la primera visita, este negó saber de Cacho Berardi. En la segunda, el militar confesó que lo tenía. El general le comentó que lo iba a soltar y a los pocos días apareció Cachito. Él fue mi apoyo intelectual”, declaró López.
Por último, prestó declaración de manera presencial Néstor Oscar Bertinat, que al momento de su secuestro en septiembre de 1976 era dirigente de la UOCRA Seccional Bahía Blanca y fue detenido en la ciudad mientras esperaba a su esposa en calle Avellaneda al 700.
“Se acercó un Torino blanco, era el chueco Salinas, yo lo conocía porque él estaba en la comisaría tercera de Ingeniero White. Me ponen una capucha, me meten al auto, con las esposas agarradas al piso del vehículo. Estuve 4 o 5 horas dando vueltas por toda la ciudad. El Torino blanco era del comando radioeléctrico donde Salinas revistaba, era famoso como el falcón verde de la Marina”.
Sobre los días de cautiverio y torturas, Bertinat detalló: “me desnudaron, me acostaron en un elástico de cama, me mojaron, y me pusieron un cable en el segundo dedo del pie. Si gritaba me ponían una almohada en la cabeza. El interrogatorio era siempre el mismo: si estaba con Ponce y si sabía algo de la actividad de la CGT. Cada 3 horas me pasaban electricidad”.
Luego, según relata Bertinat, lo llevaron a la cárcel de Villa Floresta donde pudo ver a Mariano Barcia, José Alberto Cruz, Víctor Benamo, Oscar Coste, Alberto Quiroga, Di Francisco, todas víctimas de esta Mega Causa. “Cuando me liberaron, me tiraron cerca de un criadero de chanchos, en Villa Delfina, me arrodillaron y me dijeron que no me saque la venda. Un taxista me llevó a mi casa, temblaba y estuve con miedo, no quería salir de casa”.
El Fiscal Auxiliar Pablo Fermento preguntó cómo impactó el secuestro en la vida de Bertinat, quien respondió: “afectó mal en nuestras vidas. Mi señora perdió un embarazo y me tuve que dedicar a otra actividad: puse una carnicería en mi casa. En democracia, en la década del ’90, Bertinat una vez tuvo la visita de Salinas. Fue a mi casa a revisarme la heladera porque estaba en la división cuatrerismo. Y después estuvo de custodia en el Banco Provincia. Ahí decidí denunciar, no podía ser que con todo lo que me había hecho este en esos lugares”.
El juicio continuará el jueves 23 de junio a las 9 horas. El debate en Bahía Blanca se puede seguir de manera presencial en Lavalle y Chiclana con presentación del DNI o a través del canal de YouTube de la Subsecretaría de Derechos Humanos: www.youtube.com/derechoshumanospba
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