La Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia es querellante en este juicio que tiene 12 imputados en delitos de lesa humanidad cometidos contra 74 víctimas.
El Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 continuó desde Rosario este lunes 16 de diciembre con la audiencia 22 del juicio que juzga delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en la jurisdicción del Área Militar 132, que abarcaba gran parte del noroeste de la provincia de Buenos Aires integrado por los partidos de San Nicolás, Ramallo, San Pedro, Baradero y Pergamino.
El primer testimonio de modo presencial fue de Beatriz Fotunata Prado, hija de Anito Prado, quien militaba en el peronismo y trabajaba en SOMISA, era albañil y fue fundador del Centro Comunal del Barrio Saavedra y presidía el Centro Entrerriano de la ciudad.
La familia residía en San Nicolás cuando comenzaron los secuestros en la ciudad el 9 de noviembre de 1976 y fueron detenidos los militantes Carlos Benjamín Santillán e Irene Ballester. Luego de esos hechos los represores comenzaron un operativo en la ciudad de Pergamino en el que fue detenida María Cristina Lanzilloto, ex pareja de Carlos Benjamín Santillán, ambos aun se encuentran desaparecidos, al igual que las personas secuestradas al día siguiente: Carlos Aranda, Carlos Gerardo Pérez y Leonor Genoveva Pierro.
Los procedimientos fueron llevados a cabo por el Comando Radioeléctrico, personal de la DIPPBA, Brigada de Investigaciones, personal del Ejército y Policía Federal, que culminaron en las jornadas siguientes con las detenciones de Omar Eduardo Inza, Rubén Rodríguez Moreno, Andrés Carlos Fassy y Anito Prado.
Esa noche Beatriz estaban mirando TV con su hermano Eduardo Antonio, los otros tres dormían, cuando sintieron una frenada de autos y una patota entró a su casa y se llevó a su padre. Estuvo dos años y medio detenido y un mes desaparecido.
Luego de una interminable búsqueda dieron con él: “estaba muy golpeado, tenía alambres de púa en la cabeza y culatazos, simulacros de fusilamiento. Cuando los llevaban en camión a hacer los simulacros, los tiraban como bolsas de papas y una vez se cayó encima una chica, que nos contó que tendría, 15 o 16 años, y llorando le dijo: estoy muy asustada, no me hagan nada. Y que él le respondió: tranquila, no te vamos a hacer nada, tengo hija de tu edad”, recordó conmovida Beatriz.
***
El segundo testimonio de modo presencial fue el testigo Raúl Alberto Pietri, quien también trabajaba en SOMISA, es el marido de Beatriz Prado y tenía 24 años la noche en que secuestraron a su suegro, Anito Prado. Así, recordó que quine comandaba el operativo era el comisario Slocker vestido de civil, y que lo conocía porque vivía en el barrio, que había muchísimos militares y que se llevaron libros y revistas en la biblioteca de Anito.
“Militancia sindical no tenía, no era un delegado, sí era una persona que por sus convicciones y su forma de ser era presidente del barrio y era un hombre muy dedicado a la comunidad y a ayudar al vecino. Fíjense qué cosa rara, que yo entro a SOMISA recomendado por él, y él estaba preso. Yo entré a trabajar en noviembre, unos días después desde que lo meten preso”.
Y dijo que cuando fueron a verlo al penal tenía una marca muy grande en la frente, que parecían marcas de alambre de púa y que estaba muy lastimado, muy moreteado, que había sido torturado y que quien le permitió verlo fue un penitenciario conocido, que creía que el apellido era Peredo.
***
En tercer y cuarto lugar prestaron su testimonio la testigo Ana Raquel Prado y la sobreviviente Hilda Liliana Prado. Ana es hija de Anito Prado y también relató el secuestro de su padre.
“Bueno, volver a recordar es muy triste pero un 11 de noviembre de 1976 cerca de las 9 o 9:30 sentimos muchas sirenas, estábamos cenando con mis hermanas y mamá, estábamos mirando, me acuerdo, El increíble Hulk. Y de pronto entraron, golpearon, bah no golpearon, entraron y agarraron a mi padre. Yo corría a la pieza de ellos a buscar a mi hermanito, que tenía 4 años, me senté en la cama abrazando a mi hermano y me apuntaban con ametralladoras”, dijo Ana.
“Había cuatro en la pieza revolviendo todo y me decían: decí dónde están los panfletos. Yo los miraba nomás. Y decían: decime dónde están los panfletos. Con mi hermanito en los brazos de pronto nos hicieron salir de la pieza y nos llevaron al comedor y veía como cómo sacaban cosas de mi casa, los libros que nos compró mi padre, todas esas cosas que trabajó humildemente para darnos. Nos robaron sinceramente. Y después llevaron a mi padre, pegándole, le pusieron una capucha. Y el que mandaba ahí era un hombre un hombre petiso o de media estatura, cabello castaño, y nos gritaba, nos decía cosas. Y de pronto escucho a otra persona que grita: señor, el comandante bigote tiene 40 años, qué hacemos. Ya está, mételo adentro, llévatelo, le dijo. Yo corrí a defender a mi padre y mi madre me agarró. Y el hombre petiso le dijo a mi madre: agarrala porque si no te la llevo y te la hago desaparecer”, detalló conmovida.
Finalmente, al igual que Ana, su hermana Hilda Liliana, recordó lo sucedido esa noche del 11 de noviembre de 1976 cuando tenía 13 años y secuestraron a su padre. “A mi mamá le decían: hablá porque te matamos al chiquitito, le repetían”, recordó Hilda.
La próxima audiencia quedó fijada para el martes 30 de diciembre a las 9.30 hs.