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CAMPO DE MAYO

Cuatro nuevos testimonios en el juicio de lesa humanidad

Los delitos de lesa humanidad que se juzgan fueron perpetrados durante la última dictadura cívico militar por tres represores contra 15 víctimas.  

Viernes 11 de Abril 2025
Cuatro nuevos testimonios en el juicio de lesa humanidad
Día 11 del juicio de lesa humanidad

En este tramo 17° del juicio Megacausa Campo de Mayo lo lleva a cabo el Tribunal Oral Federal N°1 de San Martín, a cargo del juez Daniel Omar Gutiérrez y de las juezas María Claudia Morgese y Silvina Mayorga, se investiga los crímenes cometidos en Campo de Mayo - Área 400 y los cargos que se le  imputan a los dos militares retirados Pacífico Luis Britos, Horacio Rafael Sánchez y al ex comisario Carlos Daniel Caimi, son por secuestros, torturas, homicidios y abuso sexual perpetrados sobre personas dentro del territorio que funcionó como la Zona 4 de Defensa, que tuvo como cabeza táctica y estratégica a la guarnición militar de Campo de Mayo.

La Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia es querellante en este juicio y acompaña a los testigos a través de la Dirección de Acompañamiento a Grupos en Situación de Vulnerabilidad.

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En la audiencia 11 del martes 8 de abril declaró el testigo Néstor Rendich (hijo) sobre el secuestro y desaparición de su padre, Néstor Rendich, militante de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) en 1976, cuando él tenía 7 años.

“Entraban los militares a mi casa a las dos, tres de la mañana, lo llevaron dos o tres veces hasta que un día no vino más. Había militares con armas y revisaban toda la casa. Vivíamos en la ciudad de Campana, mis tres hermanos, mi mamá y mi papá. Lo buscaban mi mamá y mi abuela. Y no pudimos encontrarlo. Creo que se lo llevaron a la salida de la fábrica en la que trabajaba, en Tenaris, Siderca, una metalúrgica grande que hay en Campana”, empezó relatando Néstor.

“Yo escuchaba lo que hablaba mi mamá con mi abuelo, pero a mí no me decían nada. Después ya de grande, me encontraba con alguien que me decía ‘yo trabajé con tu papá’, me decían que no era gremialista. Algunos me decían que lo señalaron, que no tenía nada que ver. Yo no sé si es la verdad”, agregó.

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Luego fue el turno de la declaración de su madre, María del Carmen González, esposa de Néstor Rendich, quien recordó: “Él salió a las 5 de la mañana y a las 7 ya llegaron en mi casa, con armas, me hicieron llamarlo a él, les dijo que no tenía nada que ver, después se fueron. Se fue a cobrar ese día, se lo llevaron otra vez a la comisaría, lo volvieron a largar, le pidieron disculpas. Porque no tenía nada que ver. Pasaron unos meses y cayeron a mi casa, a la madrugada, revisaron todo, hasta la ropa que tenía para planchar. A él le vendaron la boca, las manos y se lo llevaron. A las 48hs apareció. Pasaron otros meses, para el día de la madre, yo me había ido a lo de mi mamá, repartíamos los chicos porque no teníamos lugar, y nos vinieron buscando desde Campana hasta Zárate, se lo llevaron otra vez y le hicieron de todo, lo largaron de un campo en Lima”.

 

Y agregó: “Pensamos que ahí había terminado todo y después aparecieron de vuelta, como al mes, y se lo llevaron otra vez de mi casa y no lo vi más. Era el año 76, habrá tenido 35 años. En tres oportunidades se lo llevaron y no apareció más. En esa época trabajaba en Dálmine. Sé de un compañero de él, Rodríguez, que también está desaparecido, la mujer de él me buscó”.

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Después de un cuarto intermedio, la sobreviviente Olinda Garrido, declaró sobre las circunstancias de su secuestro el 13 de septiembre de 1976: “A las dos de la mañana entraron a mi casa, me vendaron, me esposaron, me tiraron en un auto, no sabía a dónde iba, dieron muchísimas vueltas”.

Luego contó que ella había nacido en Campana y pudo identificar los sonidos de las fábricas, y recordó que luego de un rato de estar ahí se dio cuenta que estaba en un piso arriba de la comisaría de Campana, “porque atrás de la comisaría está la municipalidad que tiene un reloj que daba la hora cada cuartos, entonces yo supe dónde estaba. Yo se lo negaba a los secuestradores, les decía que no sabía”.

Y relató que la tiraron al suelo y tenía algo duro en el hombro, y ahí se dio cuenta que era un inodoro. “Y había otras personas, los secuestradores les hablaban. Recuerdo a un muchacho que le dieron mucha picana, que gritaba mucho. Después a otro y a esta chica, Ana María Barrera, porque dijeron el nombre. Nos decían groserías a las dos mujeres. Ponían una radio cuando torturaban, ya el ruido era imposible. Después de mí ya no llegó más nadie, fui la última en llegar y la primera en salir. Me soltaron al otro día a las seis de la mañana”.

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El último testimonio fue el de Juan Manuel Aolita, presidente de la APDH en Zárate, que dio un contexto histórico político de cómo fue el desarrollo del plan represivo en la zona y el trabajo de organismos en la tarea de acompañamiento y reconstrucción de lo sucedido durante los años del terrorismo de estado en la región Zárate- Campana.

La audiencia pasó a un cuarto intermedio hasta el martes 22 de abril a las 9:30hs.