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CAMPO DE MAYO

Se retomaron las audiencias del juicio de lesa humanidad

Derechos Humanos de la Provincia es querellante en este juicio que juzga los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar por tres represores contra 15 víctimas.

Miércoles 12 de Febrero 2025
Se retomaron las audiencias del juicio de lesa humanidad
Lesa humanidad

El Tribunal Oral Federal N°1 de San Martín, a cargo del juez Daniel Omar Gutiérrez y de las juezas María Claudia Morgese y Silvina Mayorga comenzó en octubre del 2024 con el tramo 17° de la Megacausa que investiga los crímenes cometidos en Campo de Mayo - Área 400.

Los cargos que se le  imputan a los dos militares retirados Pacífico Luis Britos, Horacio Rafael Sánchez y al ex comisario Carlos Daniel Caimi son por secuestros, torturas, homicidios y abuso sexual perpetrados sobre personas dentro del territorio que funcionó como la Zona 4 de Defensa, que tuvo como cabeza táctica y estratégica a la guarnición militar de Campo de Mayo.

Al comienzo de esta audiencia del martes 11 de febrero prestó testimonio una víctima que solicitó que su declaración no sea pública, y luego continuaron los testimonios de Mónica Multrazzi y Marisa Agostinelli.

 

Mónica Liliana Multrazzi, es hermana de José Alberto Multrazzi, “Beto”, detenido desaparecido en Zárate el 20 de noviembre de 1976. José tenía 23 años, era Técnico Electricista en la empresa Dálmine-Siderca, ubicada en la ciudad de Campana, y trabajaba en el sector MAEL (Mantenimiento electrónico) de Acería. Estaba casado con Silvia Mirta Agostinelli, vivían en una casa ubicada en calle Alberti al 500, del barrio Villa Fox en Zárate, y ambos fueron detenidos desaparecidos ese mismo día a la madrugada en ese domicilio. 

Mónica tenía 16 años cuando secuestraron a su hermano y la casa que alquilaba la pareja estaba al fondo de la casa principal. Ese día la propietaria llegó al lugar y encontró “la puerta de entrada que estaba arrancada por un explosivo los vidrios todos rotos y en el interior de la casa no había absolutamente nada.  Entonces se dirige a la casa de la inquilina, perdón de la que le alquilaba, Rosa Domingo y ahí Rosa le relata que siendo aproximadamente entre la 1:15 o 1:30 de la madrugada, llegan militares vestidos con ropa verde del ejército, ella primero escuchó ruidos, pensó que le estaban robando, y cuando se asoma por la ventana le dicen que cierre la ventana que ella no escuchó nada, ni vio nada y que no salga. Bueno al rato siente un explosivo que detona y a los minutos ve sombras y que se llevan a Silvia. Ella estaba en ropa interior y vió que Silvia lloraba mucho, que se sentían muchos gritos”, relató.  

Luego narró que Rosa le dijo a la suegra de su hermano que ni bien amaneció llegó un camión del ejército y se llevó todas las pertenencias. Y que luego de estos esperaron unos días, que pensaron que iban a volver, que los iban a soltar, que estaban presos y nada más, pero al pasar los días Rosa y mi mamá Emilia hicieron recursos de habeas corpus en Zárate y en San Nicolás y la denuncia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

José Alberto Multrazzi era su vez miembro del gremio de ASIMRA (Asociación de Supervisores de la Industria Metalúrgica de la República Argentina) y militaba en el PRT. Su secuestro y desaparición se produjo junto a la desaparición de decenas de obreros metalúrgicos en Zárate y Campana, durante la profundización sistemática del terrorismo de estado que conllevó el aniquilamiento de trabajadores, activistas y delegados de la fábrica Dálmine-Siderca.

Finalmente, Mónica expresó muy conmovida las diversas secuelas que tuvo la familia luego de los hechos, del genocidio perpetrado por la última dictadura cívico militar, los distanciamientos entre las dos familias luego de los hechos a raíz de adjudicación de responsabilidades en torno a lo sufrido, y cómo su madre luego de eso se enfermó y falleció.

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En segundo lugar, prestó testimonio la hermana de Silvia, Marisa Agostinelli, que tenía 16 años en 1976 y narró que luego de pasar unos tres días que no las visitaba a su madre y a ella, su padre había fallecido unos diez años antes, fueron a la casa y encontraron camiones del ejército llevándose los muebles. No la dejaron pasar y ahí comenzó la búsqueda por cientos de lugares, cárceles, comisarias,  presentación de habeas corpus y también el Área 400.

“Recuerdo, no,  recuerdo no, ahí funcionaba en la fábrica de tolueno sintético, en Campana, donde mi mamá fue recibida por un grupo de militares, donde estuvo sentada y rodeada por ellos, la trataron bastante hostilmente, mucho miedo, es la sensación que puedo describir, la sensación de miedo acuciante, tanto en casa como en los lugares donde íbamos. Mi mamá fue sola y les dijo que ella estaba buscando a sus hijos. Le preguntaron cómo eran, sus rasgos físicos, entonces mi mamá los describió, le dijo que mi hermana era una persona muy delgada y que tenía flequillo, pelo largo; mi cuñado tenía un pequeño bigote, y entonces se hicieron señas y uno fue adentro como a mirar si estaban y volvió y dijo: No, acá no están. Su corazón de madre dijo, pensó, que ella estaba segura que estaban ahí, por las miradas, por la gesticulación, como que ella estaba cerca, les pisaba los talones pero no tuvo suerte. Y a partir de ahí en todos los lugares nunca supimos nada”, narró Marisa sobre la visita de su madre, Rosa Piñol, al Área 400.  

Por último, agregó las consecuencias psicofísicas, afectivas y sociales que le produjo a ella y su familia la desaparición de su hermana y su cuñado.

Quedó pendiente el testimonio del testigo Bernardo Horacio Barrios, de 82 años, que por problemas de salud no pudo asistir en esta oportunidad.

La próxima audiencia quedó fijada para el martes 25 de febrero a las 9.30 hs.