En primer lugar, quiero agradecerle a Ariel [Ariel Sujarchuk, intendente de Escobar] ya todos las compañeras y los compañeros de Escobar. Es cierto, vinimos muchas veces a Escobar. Hace poquito estuvimos en la Fiesta de la Flor, pero también hemos recorrido obras de educación, de salud, hoy este Centro Cívico. Hemos recorrido obras viales, hemos visto cómo se construía y se generaban no solo más oportunidades, sino algo más justo y mejor para las vecinas y los vecinos de Escobar.
Vine muchas veces y todas valió la pena, no solo porque trajimos algo de lo que necesita el pueblo de Escobar, de los derechos que tiene. Algunos hoy niegan que haya derechos o que se pueda hablar de los derechos; nosotros estamos absolutamente convencidos de que todas las y los bonaerenses tienen derecho a la salud, a la educación; tienen derecho, también, a entretenerse, a pasarla bien; tienen derecho a un Estado que las y los acompañe y que las y los ayude a desarrollarse. Así que, como bien dijo Ariel: obligar a la gente a sufrir no es un plan de gobierno; ampliar derechos es una tarea y una obligación que tenemos. Así que muchas gracias Escobar, muchas gracias Ariel. Hemos inaugurado gimnasios, muchísimo, vine muchas veces con todas las invitaciones que tuve para acompañar progresos e inauguraciones en Escobar.
Quiero decir unas pocas palabras acá en Matheu porque hay muchos temas que estos días están en discusión, a veces un poco confusamente, a veces un poco malintencionadamente, a veces se generan discusiones que uno creía que no iba a tener que dar de nuevo y otra vez, y, sin embargo, hay que explicarlo una y mil veces. Pero me parece que algunos de esos teóricos, porque a veces parecen teóricos de corrientes económicas, algunos representantes de la política de los canales de televisión han pisado poco los barrios, el territorio, las localidades de la provincia de Buenos Aires. Ustedes saben que soy economista, doctor en Economía. Me he dedicado mucho tiempo a la investigación y a la enseñanza económica, pero la verdad es que creo que no es una cuestión tan compleja, no es cuestión de ecuaciones ni de gráficos.
Es bastante más fácil la discusión que tenemos que dar en la Argentina; es bastante más sencilla.Y creo que se puede dar —y lo digo porque me ha pasado hace poco— sin provocar a nadie, sin insultar a nadie, sin denigrar a nadie. Por eso, quiero decir unas palabras acompañado de todos ustedes, vecinas y vecinos de Matheu, y lo que quiero decir es cómo tenemos que conducir esta época tan complicada: con muchísimo respeto. Nosotros tenemos seguridad, tenemos convicción en lo que decimos y, además, lo decimos desde adentro; así que no necesitamos insultar a nadie. Que no vengan a provocarnos porque no vamos a responder nunca a las provocaciones.
Y creo que uno escucha ciertos discursos que tal vez entienden solo los economistas porque son cuestiones técnicas, cuestiones profesionales, científicas, pero que al hombre, a la mujer común y a la familia, a veces le queda un poco lejos y no saben de qué se está hablando. Y a veces, cuando se dice gritando y cuando se dice insultando parece que le da un poquito más de razón, y la verdad es que no es así. La razón está en la práctica, en la realidad, en la vida cotidiana, en la experiencia.
Decía Perón que la única verdad es la realidad. Y acá en Matheu la única verdad es que el Estado no pudo durante mucho tiempo cumplir con las necesidades básicas que tenía la localidad. Así que, Ariel [Sujarchuk], esto tiene algo de celebración y mucho de justicia también, porque una localidad de este volumen, esta envergadura, no tenía ni las aulas de la escuela, no tenía el centro de salud, no tenía el centro comunitario, no tenía un lugar donde aquellos que tal vez no tienen recursos suficientes en el contexto de que nuestra sociedad no parte de una igualdad, parte de la desigualdad, puedan pasarla bien, ir a una pileta. También hay un derecho al esparcimiento, hay un derecho a la diversión, hay un derecho a la felicidad y a la alegría. Bueno, todo eso que no tenían, hoy lo tienen. Ariel, eso te lo quiero agradecer yo también.
Y se puede hablar de teorías económicas, de todo lo que debería hacer el mercado, de lo importante que es la empresa privada. Nadie viene a discutirlo, nadie viene a discutir la importancia que tiene la actividad privada, no venimos a discutirlo, que no pierdan el tiempo en convencernos a nosotros de la importancia que tiene la empresa, la pyme, el emprendedor porque no sólo lo entendemos, también lo fomentamos. Por eso, me alegra también saber que el Banco Provincia está presente acá porque es el que le da crédito al sector privado de la provincia de Buenos Aires. Si no creyéramos en el sector privado, no sería el Banco Provincia con su Cuenta DNI el que da descuentos y créditos para que el sector privado pueda desarrollarse.
No nos tienen que convencer de algo en lo que creemos y por más extremo que sea el planteo, el problema viene por otro lado, no en creer o no creer en lo privado, sino que si no hacemos esa Ruta 26, hemos hecho la Ruta 25, importantísima para Escobar, quiero decir que ha habido inversión nacional, hemos acompañado de la provincia, pero la importancia estratégica que tiene es algo que señaló el intendente, Ariel Sujarchuk, que es el mismo intendente que vino a pedirnos primero al Gobierno nacional y al Gobierno provincial. Ahora el Gobierno nacional ha dicho obra pública cero; eso significa cloaca cero, ruta cero, alcantarilla cero, escuela cero, hospitales cero —porque si no parece que es una cuestión de renglón de gasto—. Eso vino a decir el Gobierno nacional.
Porque hay lugares donde el sector privado no llega. Cuánto tiempo tiene la localidad de Matheu, 125 años; nadie le prohibió al sector privado abrir una clínica como Los Arcos, abrir una clínica como el Instituto del Diagnóstico, abrir una clínica como El Austral; nadie prohibió hacerlo acá, todo lo contrario: cada vez que viene un privado a sugerirnos una inversión hacemos lo imposible para que se pueda realizar. ¿Por qué no hay una gran clínica privada? ¿Por qué acá no hay una escuela privada que satisfaga todo? Porque no es negocio.
Lamentablemente, no es sólo en la Argentina o en la provincia de Buenos Aires, es en todo el planeta que hay una enorme desigualdad. Hay algunos que dicen que acá tenemos que pagar la nafta al precio que se paga en todo el mundo, por ejemplo, en Nueva York, en Estados Unidos; que tenemos que pagar los servicios públicos, el agua, el gas lo mismo que se paga allá, que tenemos que pagar los medicamentos lo mismo que se paga allá… Pasan por alto que los salarios acá son 15 veces más bajos.
Entonces, no alcanza con poner los precios internacionales, también hay que ver cuál es la relación con los ingresos, con las posibilidades. Acá no se ponen determinados negocios privados porque no son negocio. No está mal, ni está bien: es. La desigualdad es un factor que también pasa en las sociedades más avanzadas, en esas que a veces anhelan y que quieren muchísimo lo público, porque cuando el privado no tiene negocio, no va y no se lo puede obligar y no hay que criticarlo, no está mal. El problema es qué hacemos con todo eso que no abastece el sector privado.
Qué hacemos en la Provincia de Buenos Aires: no viene el privado, tal vez no es negocio, no lo podemos obligar, está bien, hará su negocio, le irá bien, bienvenido, dará trabajo. Está muy bien, pero cuando el privado no llega, llega el Estado de la Provincia de Buenos Aires a abrir el centro de salud, a abrir el colegio.
Porque es esta la sociedad en la que vivimos, no una de las fantasías, no una dentro de 50 años o 35 años; es esta la sociedad en la que vivimos. Y cuando hacemos la Ruta 26 o cuando hacemos cualquiera de las grandes obras viales que hemos estado haciendo, con la 25 ya pasó, el Estado hace la ruta, el Estado pone la infraestructura, lleva la electricidad, lleva las cloacas y después el privado puede radicarse, crece, invierte, gana bien y da trabajo; no tenemos ningún problema con eso. No se llama con ningún nombre raro, en Argentina se llama: pensar en la gente; nosotros lo llamamos peronismo. Privado, público, trabajadores y empresarios trabajando por el conjunto, por el bienestar general, y no tiene nada de malo.
Y si acá no hubiera venido Ariel, el Estado provincial, el Estado nacional, dirigidas, acompañadas y llevadas adelante estas obras hermosas por el Estado municipal, entonces seguiríamos 100 años más sin que haya un centro de salud, 100 años más sin que haya un sum donde puedan reunirse, sin que haya un Estado municipal con excelente política, que tiene presencia en cada una de las localidades, cuyo objetivo es poner el Estado más cerca.
Y creo que esto nos da una enseñanza que no es tan difícil de entender: no se necesitan ecuaciones diferenciales, ni libros de texto del siglo XIX escritos en otro idioma. Acá hay una necesidad que es salud y el privado no la da porque probablemente el poder adquisitivo no alcance para que se arme el negocio. Hoy estamos viendo que con lo que cobran las prepagas se están llenando los hospitales públicos municipales, provinciales y nuestros centros de salud. Y no es algo que inventamos ahora, llevamos inaugurados 158 Centros de Atención Primaria de la Salud. Acá, solo acá, hoy visitamos uno, y hay otro más. Dentro de poco vamos a tener 160 Centros y va a ser en Escobar, y nos quedan dos más que vamos a seguir construyendo.
Así que esto es importante porque se entiende, lo entiende aquel que tiene que irse a no sé dónde a terminar la secundaria y que tal vez algunos pueden y otros no pueden pagar el transporte y no pueden llevarlos entonces no van a terminar la secundaria. Díganme qué justicia, díganme qué desarrollo y qué mejora tenemos en eso, no tenemos ninguna. Dejamos a muchísima gente al costado del camino y eso no es lo que pretendemos hacer, como decía Ariel, sabiendo que falta tanto.
Y, para terminar, quiero decirlo porque entiendo que esto es muy importante y en los canales de televisión se llevan adelante muchísimas discusiones, pero las vecinas y los vecinos de la provincia de Buenos Aires saben bien que cuando nosotros llegamos había 700 patrulleros y tuvimos que comprar 5.000 nuevos patrulleros para la provincia de Buenos Aires, tuvimos que incorporar 10.000 policías, tuvimos que recuperar los salarios de los policías de la Provincia y equiparlos. Así que nada van a lograr asfixiando y ahogando a la provincia y a la Argentina. Lo que va a pasar es que va a haber menos salud, menos seguridad, menos infraestructura, menos obra pública, menos llegada del Estado a aquellos que lo necesitan y que quede claro: no está mal ni es una vergüenza que lo necesiten. Acá, en la provincia de Buenos Aires, donde hay una necesidad nace un derecho; y donde hay un derecho, para el Gobierno de la provincia hay una obligación.
Tardaremos más, tardaremos menos, tendremos que pelearnos más o pelearnos menos, pero seguiremos trabajando para que todos tengan salud, para que todos tengan educación, para que todos tengan trabajo, para que todos tengan oportunidades. Aunque nos sigan señalando por hacer esto que es, simplemente, representar al pueblo de la provincia, nos persigan, nos busquen, nos acogoten con los recursos. No es por ahí, es viendo qué se necesita y tomándose el trabajo de llevárselo a la gente para que lo tenga.
Muchísimas gracias.