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CAÑUELAS

Palabras del Gobernador Kicillof durante la inauguración del Centro de Desarrollo Infantil (CDI)

Martes 27 de Agosto 2024

La verdad que [es un] hermoso día. Quiero agradecer a Marisa [Marisa Fassi, intendenta de Cañuelas] y a Gustavo [Gustavo Arrieta, parlamentario del Mercosur], también a Marcela [Marcela Vergara, directora de la institución] y a su mamá, a quien acabo de conocer. Pero veo que soy una suerte de acompañamiento, en un momento feliz y en un momento importante. La verdad es que en la provincia de Buenos Aires, durante los cuatro años de la gestión anterior, hemos inaugurado muchas escuelas, rutas, hospitales, incluso aquí, [que habían sido] abandonados por el gobierno de Vidal y de Macri. Hemos estado trabajando intensamente en seguridad, hemos entregado muchísimos patrulleros. Pero hay algo que en lo afectivo y en lo sentimental hay que marcar, que es que en esta etapa histórica, donde tenemos un Gobierno nacional indiferente—alguno dijo cruel, casi inhumano, ¿no?—, al que las necesidades de nuestra Provincia, de nuestro pueblo, parece que le diera un goce y un placer, no estar cumpliendo.

En una situación como la que estamos viviendo, si bien esta es una inauguración más, yo le quiero agradecer muchísimo a Cañuelas porque vale el doble, el triple, cien veces más, con las dificultades que tenemos. Así que muchas gracias Cañuelas, gracias a las familias, a las maestras, a las auxiliares, a los chicos y a las chicas, por poder compartir un momento de felicidad y de alegría en un clima tan deprimente y opresivo. Donde todos los días bajan una línea por la televisión, por las redes sociales, que está más vinculada con el odio, con la violencia, con la agresión, que con el futuro de los chicos, las chicas, con sus problemas y necesidades.

Es como que nos quieren acostumbrar, quieren que naturalicemos que desde la máxima autoridad del país, desde el presidente de la Nación, se pueda andar insultando, agrediendo o, a veces, como el día de ayer, diciendo y mostrando cualquier barbaridad con cosas tremendas. Como devaluar la palabra, como que nuestra sensibilidad, nuestra cultura, lo que aprendimos empieza aparentemente a no tener valor. Y créanme que cuando emana de las más altas esferas del poder llega a todos los estratos, a todos los niveles, a todos los lugares. Es como que habilita.

Tal vez lo que estoy diciendo parece una mera opinión, pero se ve y se observa un discurso de violencia, de odio, de agresión, de menosprecio, de intolerancia, de que el que no piensa igual es una basura, una rata. Quiero decir —porque estamos adelante de chicos y de chicas, estamos en el sistema educativo— que en la provincia de Buenos Aires los únicos privilegiados son los niños, las niñas; que no nos van a disuadir y no nos van a convencer, y menos todavía nos van a acostumbrar a la agresión como medio de comunicación y de relación social. Podemos pensar muy distinto, podemos no estar de acuerdo, y obviamente que lo expresamos, lo hacemos con respeto, a veces no correspondido, pero lo hacemos con respeto porque así es como creemos que hay que dirimir también las diferencias.

Pero sobre todo acá, en la provincia de Buenos Aires, como no estamos de acuerdo con que lo mejor que nos puede pasar es el ajuste, los aumentazos, los tarifazos o la obra pública cero, además de discutir y hablar de esto, tratamos de refutarlo de otra manera: que es con realidad y con hechos. Acá estamos, inaugurando un CDI [Centro de Desarrollo Infantil] que se paró, junto con 85 más, como tanta obra detenida, como tantos sueños frustrados que la Provincia de Buenos Aires intenta compensar, sustituir, reponer y seguir acompañando. Porque imagínense que esta obra tan esperada, se ve en la directora, en todos los que aquí trabajan, en las familias, en los chicos y las chicas, la diferencia inmensa, el abismo, de tener un espacio tan importante para la formación, para la infancia, para el acompañamiento, para la contención y no tenerlo, el desamparo y el abandono.

Así que estamos inaugurando uno de los 85 centros que se detuvieron por decisión del Gobierno nacional. Me van a decir “¿de qué habla y por qué lo dice?”. No se puede ocultar, está mal ocultar, también, lo que viene ocurriendo.

Estamos en el barrio San Ignacio y me decía Kato [Gabriel Katopodipodis, ministro de Infraestructura y Servicios Públicos] que este jardín está conectado ahora a la red de agua, pero venimos con una obra muy importante, de 2.000 millones de pesos de la provincia de Buenos Aires: todo el barrio va estar conectado a la red de agua. Seguimos trabajando con la educación, como lo hacemos en seguridad.

Recién contaba Andrés [Andrés Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad], nuestro ministro, que hay un programa que se está expandiendo porque tiene que ver con una situación que se vive en toda la provincia con nuestras infancias, que necesitan más acompañamiento, más apoyo. Y esto no es ni un regalo, ni una dádiva. Y esto lo quiero dejar en claro, porque también nos quieren convencer de eso: de que cuando se inaugura esto sería un privilegio, o algo que les llega y que les obsequian, incluso a veces involucrado en una especie de intercambio. No,no. Esto es un derecho de los pibes y las pibas de la provincia de Buenos Aires. En todo caso, cada Centro de Infancia que nos falta es una vergüenza que tenemos.

Debemos seguir expandiendo una red de acompañamiento, educativa. Acá también hay chiquitos y chiquitas de uno a tres años, y el Estado está presente para apoyar a las familias y a las madres. Muchas veces, todo lo relacionado con los trabajos y las tareas de cuidado recae injustamente sobre las mujeres, una distribución muy desigual que tenemos en la sociedad. Por eso, además de lo que hacemos con los chicos y las chicas, también trabajamos para acompañar y contribuir en las situaciones tan difíciles que se viven desde el cambio de gobierno, brindando a las madres la posibilidad de dedicar su tiempo a otras tareas.

Y esto tiene que ver también con lo que hacemos en seguridad. Acabo de recorrer un centro, un Polo de Seguridad, que junto con los patrulleros que se han distribuido, viene a reforzar otra necesidad y otra demanda en la provincia de Buenos Aires. Es una presencia del Estado en materia de seguridad que se hace, como lo viene haciendo nuestro ministro de Seguridad, Javier Alonso, continuando una inversión fundamental y con la más avanzada tecnología. Nada que envidiar a los países de mayor grado de desarrollo: reconocimiento de patentes, domos, 400 cámaras. Así que un trabajo muy intenso para cuidar a nuestro pueblo.

En ese sentido, me parece que todo esto se dirige, y permítanme hablar de algo muy importante, tal vez más amplio, yo creo que no es descolgado, porque acá vemos a los centros tradicionalistas, vemos a los veteranos de Malvinas. Y la forma de honrar a nuestra cultura, a nuestra historia, a nuestra tradición y a nuestra soberanía es seguir trabajando en favor de los que más necesitan, de los sectores medios, de los laburantes, del pueblo de la provincia de Buenos Aires. Está difícil, está complicado, nos quieren asfixiar, nos quieren ahogar, pero cuenten con nosotros, cuenten con una mano de la Provincia de Buenos Aires para seguir sosteniendo a nuestra sociedad y a nuestro pueblo.

Muchísimas gracias. Felicitaciones, Cañuelas. Felicitaciones, Marisa. Me alegra tanto que en 200 años de historia estemos dejando una huella y una marca, que no es ni más ni menos que cumplir, garantizar y ampliar los derechos. Muchas gracias.