Compañeros y compañeras, Horacio “Chavo” Arreceygor [secretario general del sindicato], todos los que me acompañan en la mesa, Walter Correa, que es nuestro ministro [ministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires]. Lo que quiero decir es que en la provincia de Buenos Aires —donde usualmente había un Ministerio de Trabajo— armaron una Gestapo durante la gestión anterior.
A veces se pierde la perspectiva, a veces se olvida un poco la historia y, sobre todo, se pierde la dimensión de algunos fenómenos históricos. A mí eso me tiene muy perturbado, de eso quiero hablar también, de la conciencia, de la situación de nuestro pueblo, de los laburantes de nuestra Provincia ante los embates que estamos sufriendo.
Pero lo que quiero decir es que a veces las cosas pasan tan rápido y se resuelven de los modos menos esperados, insondables, que caen en el olvido y no terminan de acumularse como experiencia de un pueblo, de una sociedad, de sus trabajadores. Y es una cuestión que me tiene muy preocupado. ¿Cómo hacemos para poner las cuestiones en perspectiva histórica? ¿Cómo hacemos para distinguir lo suplementario, lo adicional de lo central, de lo importante? ¿Cómo nos enfocamos y no nos distraemos con las cuestiones serias y profundas en momentos tan complicados?
A veces, mucho más que contar una historia, mucho más que un discurso, hay hechos que simbólicamente hablan más que libros enteros. Después de haber tenido en el Ministerio de Trabajo a quienes perseguían a los trabajadores junto con los servicios de inteligencia, con las empresas adentro de la estructura del Ministerio de Trabajo, por primera vez en la Provincia de Buenos Aires tenemos un Ministro de Trabajo que es un representante sindical, un compañero de lucha.
Primero, [quiero] saludar al Congreso, saludar el esfuerzo que seguramente habrán hecho en momentos tan complejos para reunirse, para encontrarse; es muy importante. Parece un hecho menor, casi un hecho de transporte y de movimiento geográfico, pero es mucho más.
Me parece que en el momento que está atravesando la Argentina es importantísimo, central, que se reúna la militancia, los representantes de trabajadores de todo el país, para poner en común experiencias, compartir, comprender lo que está pasando, entender cuáles son las perspectivas y cuáles son nuestras posibilidades.
Si uno no entiende lo que está pasando y hacia dónde está yendo la historia, seguramente cuando tome alguna decisión, algunas definiciones o alguna acción, se va a equivocar. Y creo que no está fácil ni siquiera comprender lo que está pasando cabalmente. Así que eso no se resuelve con una dirigencia esclarecida. Yo voy a aportar hoy pinceladas, algunos puntos, voy a tratar de no ser demasiado extenso sobre lo que veo de la realidad y perspectivas, pero cómo realmente esto se empieza a resolver es reuniéndose, deliberando, discutiendo, debatiendo, encontrándose, compartiendo experiencias.
Fíjense que lo que está ocurriendo tiene tantas aristas que es casi difícil describirlo, no digo ni siquiera comprender su lógica y su dinámica, sino sólo describir la batería de cuestiones que se están produciendo en la Argentina en estos últimos 11 meses. Así que la solución para mí a esta cuestión, el principio de solución o el camino a emprender, es que los trabajadores y las trabajadoras se reúnan, se junten, reflexionen, piensen, tomen conclusiones y se lo distribuyan y lo discutan a su vez en cada uno de los lugares de trabajo.
Quiero decir que sin participación y sin una comprensión que nos permita pasar por arriba y a través de la barrera de bruma, de confusionismo que nos ponen, sin eso, estamos realmente muy complicados. Así que yo saludo que el Chavo y todos los compañeros se hayan podido reunir en este Congreso y que lo estén utilizando y lo aprovechen para comprender la situación y, sobre todo, para plantarse fuerte contra este modelo de ajuste y de hambre. Y cuando digo plantarse fuerte, creo que en momentos como este queda muy claro que el movimiento de las luchas, el movimiento de la organización, hoy no se puede resolver simplemente con palabras, por más precisas y esclarecidas que sean, que provengan desde una dirigencia.
Creo que es un momento propicio y necesario para una discusión generalizada. ¿Por qué? Porque está en marcha —como cada vez que se aplican estas políticas— una inmensa campaña de comunicación, mediática, de creación de sentidos, de diversas interpretaciones, de tergiversación y producción de relatos. La ficción —creo que decía algo parecido Briski— hoy está parada en donde tendría que estar, que es en nuestros medios de comunicación, pero la ficción emana desde la Casa Rosada y desde el Twitter del presidente. Invento, tras invento; mentira, tras mentira; agresión, tras agresión.
Pero yo me niego, me resisto a pensar que esto que ocurre es producto simplemente de una personalidad peculiar como la que tiene Milei, que evidentemente la tiene, pero no lo achico al fenómeno a esta cuestión, porque cuando uno levanta un poco la mirada y mira la región, aún al continente, ahora en poquitos días hay una elección y yo me tomo el trabajo de escuchar un poco lo que va pasando en la campaña de Estados Unidos. Voy a mencionar dos elementos solo para contar un poco lo que estoy viendo. Hay una derecha internacional, que dicen Alt Right, derecha alternativa, nueva derecha, y algunos le ponen motes más clásicos. Pero se llame como se llame, aparecen estos fenómenos de dirigencia política que no viene de la política, de las estructuras partidarias, aunque finalmente, o en algún momento, las coptan.
Está pasando con el partido Republicano en Estados Unidos, que se le resistía a Trump por sus embates contra las instituciones, contra determinado ideario y que Trump rechaza y, sin embargo, Trump copa y toma el partido Republicano. Así que utiliza un partido histórico, que uno puede tener la opinión que quiera de los republicanos, pero con una tradición democrática, con una tradición de formación política, con estructuras nacionales. Y, bueno, viene alguien de afuera —un outsider dicen— y se monta sobre toda esa estructura y la tiñe de ideas y posiciones, que a veces son tan disruptivas, son hasta difíciles de verbalizar en materia de control social, en materia inmigratoria. Son difíciles de codificar dentro de lo que son los idearios de los partidos convencionales de la historia democrática de los países. Y sin embargo, tirando llamémoslo por derecha, terminan apropiándose y acumulando a sectores de la política tradicional, hay dirigencias que terminan jugando de ahí.
A nivel internacional, no es un Milei, pero Milei tampoco está solo. Ni es un fenómeno específico, particular, único, made in Argentina. Cuando uno observa acá cerquita en la región, a otros políticos, otros candidatos que han aparecido con ideas muy extremas, muy de extrema derecha y, al mismo tiempo, con discursos muy disruptivos, agresivos, antipolítica, lo que observa es que es una etapa. Y que está ocurriendo en el planeta entero y que hay una especie de “‘internacional” de estos personajes. Eso lo quiero plantear porque si no, cuando uno analiza, termina remitiendo las características y las particularidades de Milei a cuestiones de su personalidad, de su psicología, de su historia familiar, con todo lo que sabemos y no sabemos de eso, que alcanza y es un montón, y que nos gustaría no conocer, pero lo cierto es que esto no agota el fenómeno. Parece importante para saber qué estamos enfrentando. Nadie lo haga folklórico a Milei porque me parece que es parte de un dispositivo, de una criatura, de un sistema mucho más grande.
Y que, además, está en etapa, no sé si de expansión pero por lo menos de consolidación internacional. Estas visitas que hace Milei, a contrapelo de todo lo que dijo, porque se toma el avión para ir a un encuentro partidario “con la nuestra” digamos, pero participa de estos encuentros de la derecha internacional, es una de las figuritas de la derecha internacional, quiere ocupar ese lugar y consigue apoyos muy significativos, por eso empiezo por ahí. Milei no es un fenómeno exclusivamente argentino. Él en eso tiene razón: participa y forma parte de una estructura, de una Internacional de dirigentes de ese tipo, de esas características, con ideas muy extremas, de derecha muy extrema, cada uno con sus particularidades. Porque van a decir: “le está diciendo que es facho, de extrema derecha”; ellos mismos se consideran de extrema derecha, no es algo que lo tomen como un reproche o un insulto o algo digno de enojarse. Y [se] están consolidando ante nuestros ojos; o sea que es un fenómeno histórico sobre el que hay que preguntarse algunas cosas.
Creo que la mirada que dice “Milei, los perros de Milei, la hermana de Milei, los padres de Milei”, determina y cierra el fenómeno de sus características, sus políticas. Totalmente equivocado desde mi punto de vista. No es que eso no exista. No es que eso no sea determinante o un antecedente o una condición, lo que estoy diciendo es que explicar a Milei por sus vínculos familiares, o su estabilidad o no emocional o lo que sea, me parece que achica y convierte al fenómeno en algo de una dimensión mucho menor y frágil de lo que realmente es.
Y uno no puede cometer un error más grave, desde el punto de vista de la disputa política, que tomar al adversario, por mucho más frágil y débil de lo que realmente es. Y peor todavía no terminar de comprender qué es lo que representa y hacia dónde va. Cuando dicen o hablan de la psicología Milei, puede hacer cualquier cosa. Bueno, yo creo que no puede hacer cualquier cosa, [sino] que hace determinadas cosas y no otras.
Con esto no quiero cancelar o cerrar un debate sobre todas estas cuestiones de la biografía. Quiero decir que, como fenómeno político, me parece desacertado y equivocado restringirlo a una cuestión psicológica personal, o incluso a sus tácticas de comunicación: esto de abusar del Twitter, insultar, eso es Trump puro y Bolsonaro.
Nosotros lo estamos viviendo ahora, que agarra cualquiera que dice “pip” y le tira un tuit con algo absolutamente extemporáneo, insultante o retuitea. No es un invento de Milei esto, es un método, es un método de comunicación y de confusión. Para sembrar confusión, para distraer, todos los días un escándalo nuevo, puede ser con Lali Espósito, puede ser con un científico, puede ser con un político, puede ser con un amigo personal de él, puede ser con un aliado de hace dos minutos, puede ser con los diputados, puede ser… Bueno, entonces estamos discutiendo la última barbaridad y el último escándalo. Vivimos de escándalo en escándalo producido a golpe de tuit. Y uno dice: se la pasa todo el día tuiteando, no trabaja. Sí, trabaja de eso.
De una política y un método de comunicación que tiene determinados objetivos, entre ellos generar zozobra, confusión, angustia, enojos, odios. No es sin querer y, repito, como tengo varios ejemplos de esto utilizado en otro lado, no se limita a la personalidad de Milei, no es un tema; es un método que Milei aplica. Probablemente muchos de los que estamos acá no lo podríamos hacer porque no tenemos una personalidad adecuada, pero la determinación es la inversa, han encontrado el hombre, la persona que puede hacer esto. No es este el que inventó toda esta parafernalia. Importantísimo para comprender.
Después, hay peculiaridades de Milei que no son tan de Milei, son de épocas, son de varios líderes o varios dirigentes políticos planetarios, que además están avanzando en una red. Ojo al piojo: están organizando, están financiados. Ojo al piojo con esto, porque lo que se está enfrentando es importante comprenderlo y caracterizarlo.
Luego, desde el punto de vista de las políticas, ¿qué hace Milei? Acá me parece que hay un factor importantísimo, lo he discutido con compañeros, lo he discutido con gente de la política, de la comunicación incluso y me dicen que estoy equivocado, pero insisto con esto, ustedes dirán si es así o no es así, si les sirve o no le sirve, yo lo veo muy importante. Muy importante.
Yo creo que Milei mintió en la campaña electoral. Alevosamente. Es una estafa electoral. Estoy convencido de que el que lo votó, o una parte, porque la motivación del voto es compleja, multidimensional, hasta a veces caprichosa podría ser en algunos casos, uno que va y decide a quién votar en el cuarto oscuro. Si esto fuera así no voy a hacer ni una sociología, ni una psicología, ni un análisis de las motivaciones del voto, lo que digo es que si uno toma los discursos de Milei, las intervenciones, se pasó prácticamente 2 años, 24 horas por día en la tele, él que dice que la tele ya fue, los diarios ya fueron, los medios de comunicación no existen más, los convencionales, ahora es todo la red, Twitter y no sé qué; bueno, el muchacho hizo la campaña en los estudios de televisión. O sea, no es que no sirven, en esa etapa le han puesto mucho a esto.
Era panelista de múltiples programas, también tenemos que ver porque puede tener sus capacidades, digo más, hasta sus talentos en términos de oratoria, siempre una persona que ridículamente insulta a todos y dice barbaridades puede rendir televisivamente, puede ser. Pero más allá de eso tendríamos que preguntarnos quién propició, quién posibilitó, ustedes que son de este mundo, bueno, ¿quién lo hizo? Porque no cualquiera, por más que tenga capacidades y talentos, termina en todos los programas de todos los canales cotidianamente y de forma permanente. Ahí empezamos a ver otra señal. Milei no llegó solo, de la mano de los perros, de Karina y tres más. No es así. Entonces, por eso insisto con la cuestión de la estafa electoral.
Porque no voy a cerrar la caracterización de por qué votó a Milei cada uno de los millones de personas que en la Argentina votaron a Milei, y lo hizo ganar en casi todas las provincias, menos en poquitas. Una de esas, lo quiero dejar claro porque también yo estoy acá hablando porque vengo invitado, pero yo soy gobernador de una provincia donde Milei no ganó ninguna elección. Así que si nos quieren tirar la carretilla de votos, acá estamos. 20 puntos le sacamos para llegar a la Gobernación. Y ni siquiera cuando se juntan con el sector de Macri o de Bullrich en aquel entonces, ni siquiera ahí todos juntos consiguen ganar el balotaje, que es muy difícil porque el balotaje, dicen las malas lenguas, está hecho para que los sectores populares tengan la dificultad. Porque se te unen, se te juntan.
Dicho esto, estafa electoral. Y lo digo porque es un discurso actual, Milei dice: “Yo hago el ajuste, paso la motosierra, pero soy el primer gobierno de la historia que lo votan para eso”. “A mí me votaron para echar gente, para ajustar, me votaron para recortar, para cerrar, me votaron con mi motosierra en mano”, dice el tipo.
Entonces, ¿por qué apunto a esto? Porque parece darle legitimidad a cuestiones muy salvajes que están llevando adelante y alguna de ellas claramente van a traer dificultades a largo plazo. Pero bueno, parece estar justificado.“Me votaron para eso”, dice. Está tratando de convertir la legitimidad de origen, flojita de papeles la legitimidad de origen. No estoy discutiendo el sistema democrático, pero es un candidato que no gana las generales, ni siquiera sale primero. Fue una elección —como decía Cristina— de tercios, pero no sale ni primero, no es ni la fracción mayoritaria. Gana en balotaje con votos que provienen —prácticamente la mitad de los votos que tiene— de otra fuerza política, de otra tradición política. Entonces es una legitimidad, sería: “Gané las elecciones, entonces tengo legitimidad”. Por supuesto, pero es una legitimidad de balotaje. No es lo mismo que haber ganado en primera vuelta por 50 y pico de puntos, se gana en balotaje con esa dificultad.
Y, luego, transforma, intenta transformar la legitimidad de origen gané, con la legitimidad de ejercicio, como se llama. Porque a vos te pueden votar, pero si después lo que hacés va a contramano de lo que te votaron, de lo que se esperaba o sale mal, tenías una legitimidad, [pero] la vas perdiendo. ¿Cómo se expresa, dónde se ve ese choque entre lo que hacés y las expectativas? Es difícil porque son encuestas. Yo comento porque me gusta recordarlo: cuando yo estaba en campaña en el año 2019, digamos mitad de año 2019, las elecciones iban a ser a fin de año, pasando a mitad de año, miraba las encuestas y la candidata del PRO, de CAMBIEMOS, de Juntos por el Cambio, era Vidal que buscaba su reelección, ¿se acuerdan?
¿Qué decían los diarios? “Vidal le gana a cualquiera, le ponés enfrente a Tyson le gana al box, les gana a todos a lo que quieran, estamos viendo si la hacemos gobernadora que lo hace caminando y sin despeinarse o presidenta”. ¿Y eso cómo lo armaban, cómo lo construían? Con la imagen de Vidal altísima. A mí me debía llevar 20 puntos de imagen Vidal en las encuestas. Entonces había una campaña de desánimo sobre la gente. Y de teñir la comprensión y las sensaciones y los vínculos ¿Qué estaba pasando? Bueno, Vidal gana caminando. Vuelvo sobre esto porque fue muy llamativo y tengo pruebas. Incluso, después, algunas encuestas electorales que la ponían reñida conmigo; reñida. Le ganamos por 17 puntos a Vidal.
Y no estoy haciendo un festejo, no, yo lo que les estoy diciendo es que miren cómo estaban las cabezas en base a determinadas campañas. Y a mí me pasaba, lo voy a plantear también, que ustedes saben que recorría la provincia en aquel entonces, con pocos medios: íbamos a una plaza, cajón de manzana, megáfono y a dar una charla, un encuentro y venía gente, qué sé yo, y nos iba bien, muy bien, pero digo, yo al principio nombraba a Macri y había chiflidos, enojos, nombraba a Vidal, nada. Era difícil encontrar un enojo, una frustración algo dirigida a Vidal, o sea que hubo una construcción ahí, porque después cuando hubo que votar, no votaron. La sociedad no votó eso.
¿Qué es lo que se está construyendo hoy? Hoy me dieron una encuesta, yo no encargo muchas encuestas, me dieron una que hacen unos compañeros, unos dirigentes, y no le va a Milei como ayer decían en la tele con la gente, ¿cómo le va a Milei con la gente? Entonces ahí tenemos un problema, el peor problema que podemos tener es ser presa, es caer víctima de una de esas campañas de producción de realidades que no son. Porque esto que digo del enojo o el repudio, Vidal había cerrado escuelas, habían pasado varios hechos bastante claros y contundentes y no había forma, no había clima, no había situación, donde hubiera un enojo manifiesto con Vidal, sí con Macri.
Entonces, ¿cómo se hace? ¿Cómo se mide? ¿Cómo se ve? ¿Cómo le está yendo a un gobierno en materia de legitimidad de origen? Como eso es difícil de medir, porque las encuestas de imagen cuando dicen, ¿qué opinión tenés? Creo que la pregunta es esa, no sé cuál es la pregunta concreta, la imagen positiva, cuál es la pregunta concreta, opinión, qué opinás, positivo, negativo, neutro, neutro positivo. Te hacen y qué sé yo qué está diciendo. Qué sé yo que están midiendo, sobre todo si es un gobernante, ¿no? Capaz que el tipo te cae simpático o te parece que algo que hizo está bien, pero algo está mal ¿Cómo resumís todo eso? ¿Cómo lo sintetizás? ¿O cómo lo castigás? Porque la gente a veces hace una encuesta y cree que está votando. Incluso algunos se paranoiquean ¿no? Me hacen la encuesta, quieren ver, me escuchan, qué sé yo cómo es.
Después vos votaste a Milei y a los seis meses te preguntan, ¿qué opinás de Milei?¿Qué opinión tenés? Supongamos que voy a preguntar cuál es la pregunta de la imagen, ¿Qué te preguntan cuando te preguntan por la imagen? También hay consultas y sondeos de mi imagen, pero no sé qué preguntan, cómo es la pregunta. Pero, bueno, ¿qué opinás de Milei?, suponete. Positivo. ¿Qué imagen tenés de Milei?, ponele que pregunten, positiva o negativa. Y el tipo que lo votó, la mina que lo votó, está esperando que al tipo le vaya bien, mejorar, le dicen en la tele que “hay que tener un poco más de paciencia”. ¿Qué va a decir? “No, es un desastre”. ¿Entendés? Es como irse de vacaciones a un camping, llegás, está mal, no funciona, no sé qué y, bueno, le aguantás un poquito, ¿o no? Le aguantás, paciencia, además tiene esto que está bien.
Claro, yo no reprocho eso, y no tengo ni idea de lo que estoy hablando, simplemente hago un comentario, no es que lo tengo estudiado, pero digo ¿Tiro en el pie? No, no, es un desastre, me cagó, no sé, ese paso no sé cuándo lo da subjetivamente un votante, por eso yo voy a esto de la estafa electoral.
Milei dice: “A mí me votaron para ajustar, estoy ajustando, no se queje nadie”. Si uno va a la campaña electoral y mira con atención, a Milei lo votaron para ajustar a la casta, a la política, y él dijo y destacó, hay bastantes fragmentos, pero lo decía habitualmente, “Este va a ser un ajuste distinto, esto nunca se hizo, hubo un montón de ajustes, este es distinto, este va a ser a un sector determinado que se lo merece con el que estamos enojados”. Y canalizaba ahí la bronca y el enojo. Y si vos decís: ahí está el culpable, hizo tal cosa, y, bueno, ese que pague por nosotros; más si hay frustración con un gobierno como el nuestro que no alcanza las expectativas, bueno, listo, unos tipos serán los culpables, tiene mucho de fenómeno de circo romano, entonces que esos paguen por todo el desastre y con esos que pagan trataba de explicar que iba a compensar todo lo demás.
Pero no me importa esa explicación ridícula. Yo en aquel momento, en la campaña, decía “¿Cómo vas a ajustarla a la casta?”. “Voy a terminar con todos los cargos políticos”. ¿Los laburantes?, le preguntaron, ”No, cargos políticos”. Y yo hice la cuenta, en el Gobierno provincial, si todos los cargos políticos, digamos de Subsecretario, Director Provincial para arriba en el organigrama provincial, o los echamos, incluyéndome, o ganan cero, es un 0,37 por ciento del presupuesto provincial. Dice Milei que ajustó un 30 por ciento. 0,37, o sea que lo que ajustó es 100 veces más que lo que dijo en campaña, 100 veces más. Y a 100 veces, o 1.000 veces, o 1 millón de veces más de personas.
Entonces yo creo que sobre esto hay que volver, porque el que lo votó a Milei pensando: “Bueno, ahora sí, una especie de “que se vayan todos”, una especie de “voy a castigarlos”, un voto castigo a través de la motosierra de Milei, nunca pensó que lo primero que iba a cortar la motosierra de Milei es la mano del que lo había votado. Porque hoy la víctima del ajuste es todo el pueblo prácticamente, y no son ni la casta, ni los políticos, son los jubilados, los laburantes, los estudiantes, los maestros. Todo lo contrario. Y yo creo que sobre esto hay que hacer hincapié, compañeros, compañeras, porque si no pareciera —y porque lo van tergiversando y reconvirtiendo— que sí se lo votó para esto. Y no se lo votó para esto.
Después podemos discutir, pero esto no lo advirtió, no dijo: “Yo voy a echar miles y miles de trabajadores. Yo voy a bajar salarios. Yo voy a quitar todos los derechos”. Y después dijo cosas como venta de órganos, todas cosas que eran parafernalias, fuegos artificiales, que después no están pasando porque nunca iban a pasar, porque no tienen ningún gollete.
Y otra cosa sobre la que hago hincapié, también, es que cuando se presentaba como novedad, outsider, tipo de afuera, externo, estaba con un grupete, que son la Lilia Lemoine, los Ramiro Marra, bueno estaban todos estos. Y uno decía: “Bueno, Lilia Lemoine será ministra del Interior, la Villarruel tendrá toda la defensa y la seguridad, en economía lo pondrá a Marra”. ¿Y por qué uno podía pensar eso? Porque dijo, también, como promesa de campaña, que no se pueden hacer las cosas distintas con los mismos de siempre; o sea que venía a recortarle a la casta y a reemplazarla por un grupo de novedades, de dirigentes sin los vicios, o con ideas nuevas.
Y miremos donde estamos parados, el ajuste fue al pueblo, no a la casta, y los que gobiernan, muy lejos, porque él decía: “Con los mismos de siempre no vas a poder hacer nada distinto”. Los que gobiernan “más mismos que siempre” que el gobierno de Milei no se consiguen. Como si faltara, si no alcanzara con Bullrich que estuvo con De la Rúa, que viene de muy atrás, o a Toto Caputo, el ministro de Macri que lo echa Macri por el FMI, hasta Sturzenegger. O sea, más naftalina no puede tener el gobierno de Milei.
Entonces, el que lo votó para que el ajuste se lo haga a la casta y para que él gobierne con otros distintos, hay que contestarle: te mintió, te estafó, esto que está pasando hoy no lo votaste, tranquilo si no estás de acuerdo, tranquilo si cambiás de idea, porque esto que está haciendo hoy Milei es lo contrario de lo que dijo en su campaña electoral. Es una estafa gigantesca y formidable.
Y vuelvo sobre esto, no para darle una salida o una escapatoria, sino para comprender. Armaron algo en la campaña electoral, armaron un gobierno que son los sectores de poder. Y ahí está la otra cuestión: Milei no es Milei solamente y el gobierno de Milei menos todavía. Si me dicen que el ministro de Economía es Toto Caputo, no es ni anarco capitalista, ni liberal libertario, no se debe haber ni tomado el trabajo de leer Hayek, a Mises, no debe saber y ni le debe importar. Es un hombre, que sabemos muy bien, del sector financiero, con mucho vínculo con Wall Street, con el sector financiero internacional. Uno debería preguntarse quién le da las órdenes a Toto Caputo.
No es una idea absurda ni es algo denigrante, pero como campo popular, como movimiento, deberíamos preguntarle quién está gobernando, quién le da las órdenes a Patricia Bullrich. Tampoco una persona que haya nacido en la política de la mano de Lilia Lemoine con la especialidad de los disfraces. No es así, viene de otras experiencias y viene de largo y con vinculaciones claras. Entonces, ¿quién está gobernando? Sturzenegger.
Sturzenegger que hizo el DNU 70, que aprovecho para decirlo: no bajemos los brazos, bajemos el DNU 70 y la Ley Bases, porque son ilegales, inconstitucionales y muy dañinos. Y hoy los sectores de la cámara y de la política que dijeron “demos las herramientas”, bueno, las herramientas que le dieron era una trituradora de carne con la que está triturando al pueblo argentino. Entonces también hay una responsabilidad de los que le votaron a Milei todo lo que le votaron diciendo: “Si no, no va a tener los instrumentos y me van a echar la culpa”.
Por eso, ¿quién está gobernando? ¿Sturzenegger? No estaba ni en el programa tampoco, ni austríaco, no, un tipo que más allá de su visión teórica, conceptual, yo como economista podría hablar un rato de esto y casi decir que por suerte no son de esa escuela, pero lo que son, yo no sé digamos qué es lo que creen, sé con quiénes se relacionan, cuáles son sus vínculos, qué intereses representan, eso sí lo sé, pero no seamos ingenuos.
Este tiene la apariencia de ser un gobierno unipersonal, caprichoso y relativamente frágil, débil, inestable. Ahora, cuando uno mira el staff de los clubes internacionales de los que participa Milei y los equipos con los que conformó el gobierno, da la impresión de que esa imagen es la que nos quieren vender para que nos estemos peleando con la cantidad de perros que tiene. Lo digo porque son debates que se han dado y me parece que no es eso lo que explica el contenido, el objetivo, la evolución del gobierno de Milei. Me parece que, en ese sentido, Milei está un poquito de adorno, de “Adorni”, sería.
De nuevo, ¿quién le da las instrucciones y las órdenes a Sturzenegger? ¿Qué sectores representa? ¿Representa a Hayek y a los austríacos? ¿O representa a sectores económicos de poder muy concretos, muy claros, que no tienen nada de esotéricos? Son muy concretitos. De hecho, el DNU 70 y la Ley Bases, hoy es muy claro que Milei no la leyó y no las conocía. Lo vimos: tenía ese pilón de papeles que venía armando junto con grandes estudios que representan a grandes empresas nacionales e internacionales desde mucho tiempo antes. Milei está ejecutando un programa que no es el suyo; un plan que no es el suyo.
No quiero decir que entonces es totalmente contradictorio con lo que Milei piensa, no quiero decir que esto sea una agresión para sus ideas, pero claramente ni lo armó él, ni lo pensó él, ni lo gobierna él. Y me parece que es central y fundamental porque la Ley Bases, ¿cuántos artículos eran 360 leyes, 600 leyes? Bueno, eso no lo armó Milei desde la motosierra a que asumió; eso se lo dieron llave en mano. Hoy han instalado un proyecto armado por intereses, sectores que Milei quiere albergar, alojar y representar, pero que no constituye, no forma parte, no es y ni conoce. Importantísimo, central me parece para la caracterización de este momento. Sturzenegger, hay un video por ahí que decía: “Ya tenemos lista la ley Patricia”. O sea, este era el programa, Ley Bases y DNU 70, el programa para Patricia Bullrich. Que no es ni liberal libertaria, ni anarcocapitalista, ni cree en esas cosas absurdas que plantea Milei, que evidentemente son secundarias; esto es lo grave, son secundarias.
Lo que está pasando, lo real, va por otro lado y quienes lo están implementando son otros. Esto creo que es de vital importancia para comprender por qué este gobierno, y acá sí, una declaración primera mano de Milei, porque estuve dos veces con Milei, una en Bahía Blanca, llegó vestido, se acuerdan, ¿no?, de temerario, para el viejazo, y después nos dijo: “Arréglense con lo que tienen”; no hizo nada.
Y, después, otra vez, reunión con los gobernadores, todos los gobernadores, 23 gobernadores, un Jefe de Gobierno y Milei. Y Milei dice: “Yo no estoy pudiendo aplicar el plan que tenía, estoy aplicando un plan de estabilización, de ajustes, llámese convencional, clásico”.
Enorme, importantísima pista para comprender lo que nos pasa y por qué tiene ese aroma, ese sabor a conocido, a viejo, a rancio. Estamos viendo —porque no apareció todavía nada nuevo— privatizaciones, desregulaciones, quita de derechos, desfinanciamiento de provincias, de salud pública, de educación. Lo que está pasando se vivió varias veces en la Argentina, lo vivimos varias veces. Yo, que además lo estudio, les diría al pie de la letra, es casi anacrónico, antiguo lo que están haciendo; es como un programa del Consenso de Washington de los 90, prácticamente. El decálogo del Consenso de Washington de los 90 en un mundo absolutamente distinto al que se abordó después de la caída del muro, ¿se acuerdan? El fin de la historia, el fin de las ideologías, un recetario para que apliquen los países emergentes subdesarrollados, periféricos que iba a llevarnos al paraíso, y nos llevó al infierno. Nos llevó al infierno.
Entonces, acá hay otra clave importantísima de la estafa electoral: no está haciendo nada nuevo, está haciendo algo que ya se hizo y —para que les quede claro a todos hoy que estamos con el sector transporte por la privatización del Belgrano Cargas, por la privatización de Aerolíneas— y fracasó, destruyó al país. Compañeros y compañeras, están tratando de hacer de nuevo, más profundo, más rápido, lo que ya trataron de hacer e hicieron, en buena medida varias veces, y que después tuvo que venir el peronismo a rescatar y dar vuelta, por el endeudamiento, por los desaguisados, por la pérdida de derechos, por un pueblo que están destruyendo y que va cobrando conciencia de lo que va ocurriendo.
¿Qué tiene de particular esta experiencia? Bueno, en lo comunicacional, en el fronting, en la vidriera, en la máscara está Milei. Pero cuando se corre un poco el decorado, corrés las cortinas, aparecen los Bullrich, los Sturzenegger, los Toto Caputo, el propio Macri, los sectores concentrados de la economía argentina. No inventó un país por inventar un discurso. Y la fuerza que representa es una fuerza que tiene una trayectoria y una historia. Pero, bueno, tampoco pretendo haber traído algo muy novedoso, pero me parece que hay que tener una mirada clara con respecto a qué está pasando, qué nos está pasando, de dónde viene.
Y hay varios temas terminológicos, uno central es que la palabra ajuste, que tiene casi una connotación positiva; históricamente no, pero hoy se la lee como que ajuste sería quitar los gastos superfluos y excesivos, o sea, como una depuración, un mejoramiento, una cuestión de eficiencia, de eficacia, un elemento del ajuste. Y, después, el otro elemento es como una inevitabilidad vinculada a gastos desmesurados, ya por su dimensión, otro aspecto que si fuera así, tiene razón: no hay otro camino, no hay alternativa, hay que hacer eso. Y tercero, es que se plantea el ajuste como una especie de sufrimiento, de sacrificio transitorio, duro, complicado, como quien se cura de una enfermedad con una terapia difícil, pero que después, primero que estaba a punto terminal, y después que una vez pasado y atravesado ese momento —hay muchas metáforas que utiliza la derecha— entonces va a estar mejor.
Vale la pena, es un ajuste positivo porque hay que experimentarlo, hay que sufrirlo, entonces ahí viene toda la cantinela desde tiempos inmemoriales: “Hay que pasar el invierno”, ese economista de otra época; después, más cercano: “La luz al final del túnel”, “los brotes verdes”, “segundo semestre”. Ahora son más bíblicas: “Atravesar el desierto para llegar a la tierra prometida”, porque se cree Moisés, no sé qué se cree. Pero, bueno, mismo programa, mismo discurso.
Y, en un momento, era Milei contra la política entera. Luego, con el paso del tiempo y las dificultades, termina siendo Milei contra el peronismo y el campo popular. Antes era como la antipolítica, la no política, lo de afuera contra todos los sectores políticos, y ahora come milanesas y hace el pacto de la milanesa con Mauricio Macri. Entonces, ya no es contra toda la política, es contra el peronismo. Se achican ellos, porque habían juntado un sector más antipolítica y otro antiperonista, pero el propio Milei toma postura y ahora es antikirchnerista, antiperonistas y va eligiendo. Entonces, esto está teniendo una evolución.
Yo, compañeros y compañeras, decía que quiero discutir una cuestión terminológica por esto de que al ajuste le ponen atributos positivos, o producto de una necesidad, una terapia, terapéuticos, ¿no? Y yo creo que lo que estamos viviendo no es el ajuste, porque el ajuste es una palabra macro, sería la reducción del gasto, punto, entonces hay que sufrir todos, vamos a ajustarnos todos. Tiene un carácter universal la palabra ajuste, y es mentira, no está pasando eso en la Argentina.
Lo que está pasando, compañeros y compañeras —y hay que saber explicarlo muy bien a quienes están sufriendo esta política— es que este no es un programa de ajustes, es un programa de transferencia, de redistribución de los sectores trabajadores, de los sectores medios, de los profesionales, de las pymes, de los jubilados, de la universidad, de los docentes hacia un sector concentrado, un sector financiero, un sector extractivista. Entonces, que no nos jodan más con que este ajuste lo tenemos que hacer todos, es un gran sacrificio. Si uno mira los balances de las grandes empresas, se están llenando de guita. Entonces que dejen de hablar de que tenemos que darnos la mano todos, democrática y universalmente, para atravesar esto y que vamos a salir mejor. Se están llenando de guita, se están forrando.
Hay uno que es el negocio más formidable, que tuvo en la Argentina otros episodios así, como la tablita de Martínez de Hoz, como en parte Toto Caputo versión Macri, que es la llamada bicicleta financiera. Cuando se habla de plata dulce, cuando se habla de la bicicleta financiera es esto: poner una tasa de interés, o sea, una rentabilidad, una ganancia financiera muy alta acá en pesos y asegurar, garantizar un dólar estable, quieto como en la convertibilidad, movible pero preanunciado como en la tablita, o ahora que dicen el dólar se va a devaluar 2 por ciento por mes. ¿Qué abre esto? La certeza sobre el precio del dólar y una rentabilidad muy alta financiera en pesos. Que vos entras con dólares, los convertís a pesos —si creés que eso va a durar y va a continuar— y te aseguran que el dólar no va encarecerse de pronto, entonces te ponés en pesos, lo ponés a interés.
Más fácil, más vago, más ñoqui imposible: “Vení, entrá unos dólares, los ponés en pesos, los hacés rendir a interés y después te los llevás de nuevo en dólares, sacás los dólares con una ganancia, que va del 26 al 36 por ciento en dólares”. Y esto no es de mercado —para que se entienda bien— porque esto de la mano invisible, el libre mercado, la competencia, va para unos pero no para otros. Eso se garantiza con la sangre, el sudor y las lágrimas de los argentinos y lo garantiza el Gobierno: es una política de Estado bien presente para garantizarle el negocio a la timba. Estado presente, regulación, cepo, todo para garantizar un negocio financiero que hace entrar dólares, ¿cuál es la dificultad que tuvo Macri? Que en un momento se acabaron los dólares para sostener este esquema de ganancias en dólares y entonces se enteraron todos, retiraron los dólares, voló todo por los aires, devaluación. En el medio vino el salvataje del Fondo Monetario Internacional y de lo que Milei acusa a Caputo es que usó la guita del Fondo para garantizarle la ganancia a la timba que había propiciado Macri.
Estoy diciendo: hay ganadores, y parece que es una cuestión metafísica, se están llenando de guita, en dólares, con riqueza, producción y trabajo de la Argentina, que no va para el laburante en los sueldos, que no va para el empresario en la venta, que va para un sector.
Y, después, el RIGI, que es como una confesión del coloniaje, dicen: “Viene alguien, hace una inversión, pone la plata, se lleva los recursos y no deja nada de los recursos”. Porque no se le cobran impuestos, no se le cobran retenciones, no hay cosas sobre la moneda, no hay ni siquiera garantía de que si alguien viene a explotar petróleo argentino, tenga que primero abastecer al mercado argentino, así que también es una entrega de los recursos naturales. Por supuesto que uno no dice que está en contra de un plan de promoción de acompañamiento, inversores. Puede haber, porque hay veces que hay determinadas inversiones a las que se le pueden generar condiciones porque tienen particularidades, entonces se le pueden dar algunas ventajas contra un compromiso, ¿no? Contra un compromiso que si no cumplen tiene una penalidad.
Nosotros estamos haciendo un régimen de fomento de la inversión en la Provincia de Buenos Aires, pero ¿a quién apunta? A la producción y a la industria, a los pequeños empresarios, a los lugares geográficamente más distantes y, por tanto, más perjudicados. Es decir, que uno puede hacer una política promocional, pero tiene que tener un objetivo y una contrapartida. Sin objetivo y sin contrapartida, una promoción de no cobrar impuestos por 30 años es un robo y un saqueo. Hay que decirlo, compañeros y compañeras, porque el petróleo es argentino, el gas es argentino, los minerales, el litio es argentino. Entonces, ¿qué tendría que hacer el país? Tratar de procesarlos acá, de agregarles valor, no que se vayan por un tubo.
Entonces, sector financiero ya expliqué, extractivismo ya expliqué, y después hay otros que yo denomino negocios laterales, que tienen que ver con algunos elementos. El otro día nos enteramos que la Agencia de Bienes del Estado va a vender 400 propiedades, que no sé cuánto saldrán, no sé a cuánto las querrán vender, seguramente va a haber alguno que va a aplaudir a Milei cuando canta en el Luna Park, aunque cante muy mal y muy feo, lo va a aplaudir porque está pensando en apropiarse algo de eso. Entonces, después, desregulaciones de tecnología de billeteras digitales que antes no había, negocios del Estado para privados, de eso hay un montón y para mí eso explica determinados apoyos. Por supuesto que estoy dando mi opinión.
Entonces, de nuevo, no es un modelo de ajuste, el ajuste no es para todos, igual menos todavía para una pequeña minoría responsable de algo; es el ajuste de siempre, a los de siempre. Esta vez despiadado y como novedad discursiva, sin ninguna red de acompañamiento, y empaquetado en un discurso de odio y persecución como nunca se ha visto. Echan a una familia y hay uno que aplaude porque piensa que le estaba sacando algo, que le estaba privando de algo y así vamos. Es eso.
Esto es más o menos era lo que quería compartir en términos de explicación general. Quiénes son los ganadores, quiénes son los perdedores, y, el pueblo argentino, los sectores medios, los sectores trabajadores, los trabajadores en sus derechos, la industria nacional, el pequeño productor rural también, que tiene un dólar que al pequeño no le sirve y no tiene acceso al financiamiento; es decir, los sectores populares, los sectores que nosotros representamos. Los sectores que nosotros tenemos que representar. Entonces yo creo que ahí hay una clave política también, de acción política.
Nosotros, obviamente, hemos atravesado una etapa muy complicada, estamos en un momento de discusión, estamos en un momento de reconfiguración, todo eso ocurre, pero lo que no podemos dejar un minuto es de representar a los sectores que están siendo atacados por el gobierno de Milei. Es nuestra obligación. Así que los dirigentes en la calle acompañando a los sectores que son víctimas de estas políticas, a veces todo tan mezclado y tan confuso, sin saberlo, sin comprenderlo, o pensando que es parte de un plan buenísimo de redención, o lo que sea, pero nosotros tenemos que dar ese acompañamiento.
Es una aberración lo que plantean a nivel teórico, conceptual, la escuela austríaca, no se aplicó en ningún lado. Yo los desafío a que vayan a Austria y encuentren a un economista austríaco de esa escuela; no hay. Milei dice que es el más importante del mundo, yo creo que es el único.
Entonces, me parece que hay diversas discusiones con el programa, con su ideología, hay una ideología del sálvese quien pueda, despiadada. Hay mucho de eso que es importante porque es cultural, es conceptual, hay mucho para discutir, es doctrinario; pero lo que quiero decir es que más allá de las discusiones, Milei fue a elecciones, dice que lo votaron para hacer esto; acabo de cuestionarlo, no lo votaron para hacer esto que está haciendo. Pero nosotros, en el Gobierno de la Provincia, no somos ni outsider, ni un fenómeno nuevo. en las trayectorias personales, pero tampoco como gobierno: nosotros gobernamos cuatro años. No vinimos a sacar ningún conejo de la galera; hicimos cuatro años de gobierno y lo que fuimos a buscar es, obviamente, un acompañamiento, una continuidad, un plebiscito del gobierno que hicimos, y ese gobierno planteó sus prioridades, y las prioridades las que teníamos históricamente: salud, derecho a la salud, salud pública, educación, producción, trabajo.
Así que, creo que si yo no estuviera tratando de construir un escudo que proteja a los bonaerenses de las políticas que aplica Milei, que tienen especial efecto y más nocivo que en otras provincias sobre la provincia de Buenos Aires, que es cuna de la industria nacional, que es la provincia más poblada, que es la provincia que también tiene más vulnerabilidad social, bueno, todo se dirige a la provincia Buenos Aires. Y si además nos recortan fondos y nos agregan responsabilidades, porque finalmente todos los que ya no pueden comprarse el remedio por privado e ir a la prepaga, van al hospital público. Entonces nos dicen menos salud pública, pero vinieron a privatizar y están estatizando todo.
En las escuelas, el otro día estuve en la Escuela N°38 en Mar del Plata, una secundaria que andaba sin edificio, me decían: “Subió 150 pibes la matrícula”. De pibes que iban a privada y se están yendo a la pública porque las familias no pueden pagar. Por eso, vinieron a privatizar, es cada vez más importante el peso del Estado para todos aquellos que no van teniendo posibilidad de hacer lo que hacían antes y de continuar y sostener.
Y aprovecho para decir que terminamos el gobierno anterior con 200 escuelas inauguradas. Las de Mar del Plata que inauguramos, los Juegos Bonaerenses, ustedes saben que los Juegos Evita, nacionales, 4.000 palos pusieron para todo el país. Nosotros pusimos cuatro veces más para los bonaerenses, 26.000 pibes y pibas compitiendo en Mar del Plata hoy, 460.000 en toda la Provincia.
Seguimos inaugurando escuelas en la provincia de Buenos Aires, ¿y por qué y para qué? Y bueno compañeros, compañeras, la verdad que yo no estoy de acuerdo, me parece una aberración, me parece un desastre lo que dice Milei, lo que pregona, lo que propone, pero también creo que va más allá de eso, de mi ubicación política personal o de quienes conformamos el gobierno, porque nosotros también tenemos un mandato.
Dicen ustedes: “Todo el tiempo están contrastando con Milei; cierra algo Milei, ustedes lo abren; deja de vacunar, ustedes vacunan; deja de cubrir los medicamentos del cáncer, ustedes lo cubren; deja de tener paritaria libre, ustedes fomentan la paritaria”. Acá el Ministerio de Trabajo bancando a los compañeros y compañeras para que puedan dar la discusión como corresponde legalmente. Pero no es una cuestión de marketing, no es una cuestión de generar una imagen de pantalla partida y contraste; no es eso. Estamos haciendo lo que inexorablemente tenemos que hacer porque nos hemos comprometido. Porque nos votaron para eso.
Yo escuché a otro gobernador decir: “Bueno, ganó Milei, entonces la sociedad ahora quiere tales cosas”. Eso no tiene nada que ver con lo que decían, eran oposición, Milei no tiene un gobernador, pero bueno, “ahora la sociedad está en este canal, yo tengo que hacer eso”, dicen. Entonces cierran ministerios, echan gente. No sé, allá ellos; en la Provincia de Buenos Aires estamos cumpliendo con nuestro mandato que tiene que ver con ampliar derechos, así que de ahí no nos movemos.
Y, para terminar, felicito, saludo, espero que estas palabras les hayan contribuido a su encuentro, que creo que los trabajadores deliberando, pensando, reflexionando, organizándose es fundamental. Porque tanto la unidad como la organización y la construcción de esta etapa —lo vimos en el macrismo, lo vemos en cada una de estas experiencias— viene de abajo para arriba, hay que forjarla en cada uno de los lugares de trabajo, en cada uno de los barrios, en cada una de las localidades de la provincia de Buenos Aires y de todo el país; si vamos a construir algo, es de abajo para arriba.
Gobernar en esta situación tan complicada, darle una mano, no darle la espalda a nadie, no dejar en el camino a nadie, con toda la dificultad que tiene, todo lo complejo que es continuar y sostener lo que teníamos, incluso a veces que nos tenemos que hacer cargo de lo que nos tiran por la cabeza por la deserción del Gobierno nacional, es complicado, por supuesto. Así que yo no veo una buena perspectiva. Veremos qué hacen, este programa económico va a mal puerto para el país, es un cambio estructural que buscan de la economía del país. No tengo mucho para desarrollar eso, pero todas estas políticas llevan a un país muy distinto, mucho peor. Mucho peor para las mayorías, para el conjunto, así que eso es lo que estamos discutiendo y debatiendo y, obviamente, en ese camino de construcción lo que tenemos que hacer es ir sumando, nunca dividir, siempre sumar, ir sumando compañeros y compañeras en todos lados.
Les agradezco mucho por haberme recibido hoy, por haberme dado este tiempo y les agradezco mucho el trabajo que están haciendo, Chavo, todos los compañeros. Es fundamental poder hablarle a los compañeros y compañeras de todo el país. Acá la Provincia de Buenos Aires está de pie, está aguantando y vamos a seguir adelante para construir un país mejor.
Muchas gracias.