Buenos días a todos y a todas.
Gracias Alberto [Alberto Sileoni, director general de Cultura y Educación de la Provincia], Mirta [Mirta Marina López, directora de la Dirección de Educación Sexual Integral]. Gracias Julio [Julio Alak, intendente de La Plata] por recibirnos. La verdad es que el Pasaje Dardo Rocha es icónico, emblemático de la ciudad de La Plata y como todo el patrimonio histórico y cultural de la ciudad, venía, la verdad, muy deteriorado, muy abandonado, muy venido a menos. Yo sé que Julio Alak como intendente va a poner a nuestra capital, a La Plata, en el lugar de orgullo que se merece. Se está poniendo a la altura que tiene que estar a la capital de la provincia más grande de la Argentina.
Qué responsabilidad y qué satisfacción me da, como cabeza del Gobierno provincial, tener a ministros como los que tenemos en el Gabinete. Me pasa que cada vez que lo oigo hablar a Julio: no solo aporta algo, está perfectamente en el lugar que tiene que estar, sino que siempre aprendo algo de él. Así que gracias, Julio. Y es muy injusto en una tarea como la que tengo y en el momento en el que estamos, que por protocolo y por orden, digamos, organizativo me toque tantas veces y tan seguido, sea en una inauguración, en una recorrida, en un congreso, en un evento, hablar después de Alberto Sileoni. Les garantizo que es muy difícil hablar después de Alberto porque lo que ha dicho recién, lo que ha expresado, realmente no se puede decir mejor y, además, como habla desde adentro y con el corazón, nos deja a todos emocionados.
Intentando recomponerme, quiero agradecerles a todos y a todas las presentes. Quiero agradecerle a Mirta. Quiero agradecer a la Dirección General, al Ministerio, por este encuentro. Es el primer encuentro de educación sexual integral que hace la Provincia de Buenos Aires y no lo hace, no lo realiza en cualquier momento. Ustedes saben que las políticas que tenemos en torno al fortalecimiento de la educación sexual integral en todos los niveles de la escuela bonaerense las venimos desarrollando y desenvolviendo desde la formación de la Dirección en 2022. Es decir, a veces las cosas que hacemos parecen a propósito, ¿no?, como para contrastar con lo que está ocurriendo en el Gobierno nacional. Pero quiero decirles que no somos nosotros los que generamos esa situación de contrapunto o de contraste, sino que hoy seguimos llevando adelante las políticas que veníamos diseñando, que veníamos construyendo, que llevan tiempo.
Las transformaciones, si son profundas, llevan tiempo porque tienen que arraigar, tienen que comprenderse, tienen que impregnarse en todo un sistema que es gigante como el de la Provincia de Buenos Aires. A veces, escucho a los milagreros que andan diciendo que hay que mejorar la educación, y todos pensamos que hay que mejorar la educación, la educación pública. Lo dicen con algún grado de hipocresía porque dicen que hay que mejorar la educación pública cuando lo que quieren es destruirla, detonarla y cerrarla. Sáquense la careta para hablar. Ese es el primer elemento, desde mi punto de vista, repugnante en la política: cuando se habla desde la mentira, desde el engaño, con doble discurso. Pero dicen que hay que mejorar la educación y después sacan el recetario mágico, con el que, teóricamente, se hace eso y en tres minutos las dificultades y los problemas que tenemos van a quedar resueltos.
Dos cuestiones. La primera, es que esas recetas que nos da la derecha para mejorar la educación siempre tienen un factor común, preponderante, y uno ya empieza a sospechar de tanto escucharlas que en realidad está camuflado el propósito real, pero el factor común de toda la propuesta de la derecha para, teóricamente, mejorar la educación pública es que todo lo que propone involucra el ajuste, la reducción de presupuesto, la desinversión. Entonces, siempre encuentran presuntos remedios que implican no poner plata en educación. Uno se pregunta cuál es la causa y cuál es la consecuencia. Si las recetas que tienen casualmente siempre implican el ajuste o si, al revés, nos quieren vender como recetas para mejorar sus políticas de ajuste eternas y permanentes y el objetivo no es mejorar nada, sino sacarle guita a la educación del pueblo.
En segundo lugar, ese recetario tiene en general también otra peculiaridad que es como una cuestión filosófica, de una rueda del eterno retorno, vienen permanentemente con las mismas ideas. Dicen: “se me ocurrió algo fantástico, novedoso”, y cuando uno observa la historia de las políticas neoliberales en Latinoamérica y en la Argentina, ve que es la misma receta y la misma idea que vienen poniendo una y otra vez.
Y que no es verdad que no se haya aplicado. Se aplicó, una y mil veces. Y una y mil veces esas recetas fracasaron, así que yo diría que, a veces, es como dice el refrán: vino viejo en vasija nueva, entonces lo llaman váucher a lo que quieren hacer. Ahora yo lo digo claramente: es reducir, es fragmentar, es achicar, es privatizar y es quitar derechos. Lo hicieron mil veces y ahí vemos al pueblo chileno, por ejemplo, que ha luchado para ver si puede tener una educación universitaria aplicando este tipo de políticas, lo vemos en todo el planeta, en todo el mundo. Que nos lo quieran hacer pasar por novedad, la verdad que a esta altura ya aburre un poco, ya cansa, ya indigna, pero hay que volver sobre el tema. Porque le van cambiando los nombres, a lo que siempre intentan hacer y a lo que varias veces hicieron.
Ahora vemos a los pibes y a las pibas de las universidades, también de los secundarios, luchando por una universidad pública, gratuita, los vemos organizándose, dando el ejemplo. Vieron que siempre dicen, ‘no, ¿hasta cuándo van a aguantar sin resistir?’. Bueno, teléfono para Milei: hay resistencia en todos lados, de los jubilados, de los laburantes, de los estudiantes. Que no la quieran ver y no la quieran oír. Y no la armamos los kirchneristas, surge como defensa de un pueblo al que le quieren quitar, le quieren privar, no solo de la universidad, de su futuro.
Creo que hace falta insistir sobre estas cuestiones. Hoy estamos en una época, mencionaba Alberto algunas palabras, algunas declaraciones, algunas ideas que emanan desde la más alta autoridad del Gobierno nacional. Esas frases como la de Benegas Lynch hijo, cuando hablaba del trabajo infantil. Hablamos también en un encuentro hace poco acerca de la obligatoriedad de la educación incluso primaria. Decía [Benegas Lynch hijo] que por qué los padres los van a tener que mandar a la escuela si tal vez los necesitan en el taller. No dijo en el socavón de la mina, no dijo en las barracas esclavizadas de los campos, pero dijo en el taller. Fíjense de qué manera, a veces subliminal y como al pasar, nos quieren hacer creer que esta es una opinión y que bueno, la libertad de opinión... Yo les digo que es incitación a un delito, es incitar a un delito, se llama trabajo infantil y es repugnante.
Entonces, en épocas de oscurantismo, no estamos discutiendo dos modelos de país simplemente, estamos discutiendo si queremos un país más soberano, con mejores y más dignas condiciones de trabajo, con más derechos, Esto ya lo vivimos varias veces pero ahora es como que la discusión bajó a un sótano inferior, ¿no?, donde se puede discutir la obligatoriedad de la educación. Escuchaba hace tiempo a un diputado, no sé si de la Ciudad de Buenos Aires, que decía para qué hay educación sexual integral si él aprendió un montón viendo porno. Viendo porno. Fíjense qué enormidad.
Por eso digo que a veces es como un terraplanismo multidisciplinario. No hay fragmento de la realidad, de la vida, de los cimientos de nuestro país, de nuestra cultura que no pongan en discusión, no hay cambios climáticos, no hay desigualdad entre hombres y mujeres en sus trabajos. Entonces es muy difícil siquiera empezar las discusiones con una derecha que repele, rechaza y cuestiona la realidad misma que todos conocemos. Hay que empezar a discutir todo de nuevo, si los nenes tienen que estar en el taller o en la escuela. Yo digo, está saldada porque todos sabíamos que el trabajo infantil es algo detestable, muy injusto, tremendo. Y, entonces, no solo ya lo resolvimos, sino que también legislamos, hay leyes.
Entonces es como que retroceden al primer casillero, como en el juego de la Oca, y hay que empezar de nuevo y volvimos a 1880. Discuten el federalismo como si no hiciera falta un gobierno nacional, sino que cada provincia se ocupe de todo y el gobierno nacional de nada. Solo de la timba y de hablar con millonarios extranjeros. Lo digo porque creo que es de lo que estamos hablando finalmente hoy. De qué grado de degradación de lo que significa la formación de nuestra cultura, de nuestra identidad, de lo que somos, qué grado de degradación vamos a permitir. Y, tal vez, a veces a uno se le ocurre que es caer en la trampa.
Porque nos ponemos a discutir si hay o no cambio climático y en el medio entran a privatizar Aerolíneas, entran a privatizar el Belgrano Cargas y pasa porque es una perdigonada. La Provincia de Buenos Aires no está de acuerdo con la privatización, con vender, con liquidar, con hacer negocios con el patrimonio de todos los argentinos. Y no es nuevo, ya lo hicieron y lo destruyeron. Y después hubo que volver a construirlo. Impidamos que lo hagan, y si no, habrá que volver a construirlo.
Entonces, creo que esta reunión cobra otra dimensión. Por eso hablo de estas cosas. Cobra otra dimensión porque todo hay que leerlo en su contexto. No solo lo que ocurre, sino dónde, cuándo y en este momento diría hasta para qué.
Hoy en la Provincia de Buenos Aires, no por un afán provocador, hacemos este encuentro. Forma parte, y hay que aclararlo, de un proceso, de un trabajo, de un desarrollo, de una planificación. Es decir, venimos trabajando con la jerarquización de la educación sexual integral en todas las escuelas porque, primero, para empezar, estamos tremendamente convencidos. Por eso hemos puesto los recursos, hemos generado los arreglos institucionales necesarios, pero en segundo lugar, para que le quede claro a todos, ¿cómo vamos a provocar? ¿Cómo vamos a hacerlo para provocar si lo que estamos haciendo es cumplir la ley? Estamos obligados.
Estamos tremendamente convencidos, pero estamos obligados a hacerlo. Y me parece que la provincia de Buenos Aires empieza a aparecer como la única provincia donde subsiste, donde tenemos un Ministerio de las Mujeres. Qué responsabilidad tenemos, porque todas las provincias tendrían que tener su ministerio y el Gobierno nacional tiene que tenerlo también. Nosotros no estamos mal y fuera de época y fuera de lugar. Es al revés. Son luchas, son avances que ha tenido el colectivo de las mujeres y que hemos ido acompañando con diversos derechos que se han consagrado y nosotros también, la única provincia que tiene un Ministerio de Ambiente. Lo voy a decir claramente: ni un paso atrás.
Y, como siempre, conviene hablar con fundamentos, hablar con algunos datos. Unos poquitos datos que me suministraron, porque parece que hay que discutir todo de nuevo, además, aunque estemos casi todos de acuerdo, hay que fundamentarlo, hay que basarlo, como ahora se emplea el término. Quiero decir que en la Argentina 6 de cada 10 víctimas de la violencia sexual son niñas, niños y adolescentes. Es dato. Y van a la escuela. Entonces, aún si un trasnochado quiere negar la realidad o tiene ideas fantásticas, o extranjeras, o cree que son milagrosas, bueno, esta es la realidad que tenemos. Y, de la misma manera, hay estudios que muestran que el 80 por ciento de los niños y niñas que pudieron reconocer que habían sido sometidos, que habían sido víctimas de violencia sexual, dijo que fue gracias a una clase de ESI.
Ya está. Si tenemos estas situaciones, es un hecho real, y tenemos una herramienta efectiva. Después puede venir todo lo demás que tenemos para decir, pero el punto de partida es una ley, una problemática gravísima que es la violencia, para uno de los tantos aspectos de la ESI, la violencia sexual sobre niños, niñas y adolescentes. Y el otro problema es que la víctima ni siquiera puede reconocer que está sufriendo, qué está experimentando, que está en una situación que no es normal, ¿pero quién te enseña la normalidad? Si en tu casa ocurre, si en tu casa está convalidada, si está consagrada, si no se dice nada, si hay silencio, si se calla.
Entonces, como todo ocurre en el ámbito, a veces, doméstico, familiar, o una parte de esto que estamos hablando, y, bueno, la víctima piensa que no es víctima. Y ahí hay un enorme problema porque entonces no pide ayuda, no lo denuncia, entonces no acude a nadie. Y ahí aparece la otra gran institución, además de la familia, que articula a la sociedad en la provincia de Buenos Aires —que es algo que les da un enojo tremendo, pero yo lo digo de nuevo— es la escuela. La escuela bonaerense a la que concurren 5,2 millones de pibes y pibas todas las mañanas, o tardes, a veces, pero a la escuela. Entonces ahí, yo creo que nosotros estamos obligados, es nuestra obligación realmente, hacer algo al respecto. ¿Y cómo se hace? Bueno, jerarquizándolo. Jerarquizando la ESI, dándole más llegada, dándole más impacto. Invirtiendo.
Yo tengo una lista de acciones que me dieron, que tienen que ver con la territorialización, con un postítulo en ESI en la provincia de Buenos Aires, con el Programa Especial de Formación de Referentes Escolares en ESI, con la Campaña de Prevención de la Violencia de Género en las Escuelas Bonaerenses, con la mesa de trabajo interministerial, algo que me llena de orgullo cuando podemos hacer un trabajo transversal a diferentes ministerios. Es, acaso, uno de los desafíos más difíciles que tiene un gobierno, poder integrar las políticas y llevarlas adelante desde una mirada que no esté cerrada a un solo ministerio, sino que abarque diferentes áreas del Estado. Las Jornadas Institucionales de ESI en 2024, la implementación de la ley Micaela. El programa Cuidarnos en Red.
La actualización de la guía de orientación, me la dieron, para la intervención en situaciones conflictivas. Bueno, muchísimas políticas y ahora también la colección de ESI que este año vamos a llevar a 20.000 escuelas de la provincia de Buenos Aires. Son 1.200.000 libros, gracias Alberto. Querían parar la ESI en el país, en la Provincia sigue, se desarrolla, se amplía y se invierte. En un momento donde también proliferan los discursos de odio, las violencias verbales desde el más alto nivel, la sexualización de los discursos.
Imagínense dos vecinos que, de repente, empiezan a subir el voltaje de una discusión y empiezan a denigrarse, a insultarse, empiezan a descalificarse, y lo que uno, obviamente, diría es que bajen un poquito, es lo lógico, es lo natural. Y, sin embargo, vemos que este tipo de actitudes son las que emanan de la más alta autoridad del país, que ni bien alguien piensa distinto le raja un insulto. En la provincia de Buenos Aires no nos vamos a prender ni a los insultos, ni a las descalificaciones, ni vamos a responder provocaciones. Porque me parece que también hay una trampa en eso. Que escale, que cada vez sea peor y que todo sea lo mismo, que todo sea igual y que todos estemos al mismo y bajo nivel, donde las cosas se resuelven de esta manera.
Y también hay algo que creo que es muy fácil de explicar, por qué insultan tanto, por qué descalifican tanto, por qué “ratas”, “imbéciles”, por qué todo el tiempo esto, por qué a los gritos, por qué con los ojos inyectados de odio, por qué un presidente de la Nación puede decir que al principal partido de la oposición y a una dirigente como Cristina la quiere meter en un ataúd. No normalicemos eso porque es horrible, es peligroso, es riesgoso. Repudiémoslo en todos lados. Qué le vamos a decir a los pibes y a las pibas si eso es lo que dice un Presidente de alguien porque piensa distinto.
Volvemos a lo básico y lo básico es que cuando alguien se pone a gritar, a insultar, cuando se saca, es un parámetro que tengo desde siempre. Cuando alguien no puede argumentar, no puede dar una discusión y simplemente insulta y descalifica, listo, ya está, es porque no tiene razón, porque está mintiendo, porque no tiene argumentos, porque no tiene qué decir, puede decir cualquier cosa porque no tiene la verdad y ninguna forma de explicar lo que está pasando y lo que está haciendo. Yo creo que a eso hay que responderle también con calma, sensatez, paciencia, dando todas las discusiones, no dejar pasar ninguna, tomarse el tiempo para dar todas las discusiones.
Creo que el trabajo que estamos haciendo es serio, es importante, es duradero. Responde a una política de Estado, es en el ejercicio y en la aplicación de una ley. Está muy bien lo que decía Julio, es algo del código napoleónico, esto de que se presume que todos conocen sus derechos. Y la verdad que es lo que estoy diciendo sobre la ESI, no todos y menos todavía un nene, una nena, un pibe, una piba conoce sus derechos y sabe en qué marco y en qué cuadro de protección se mueve nuestra sociedad. Entonces se queda sin esa protección y ni siquiera se entera de que le están vulnerando derechos.
Tenemos un trabajo muy grande, hay que hacerlo en la escuela. Me parece también un acierto, que es propio de las políticas de nuestro gobierno y del Ministerio de Educación, que estas cosas no sean solamente programas, proyectos que bajan hacia el sistema educativo tan grande, sino que esto se resuelva y se construya a través de la participación, a través del intercambio, a través de estos encuentros, de estos congresos, es importantísimo. Es importantísimo también poder compartir las experiencias educativas y comunitarias que llevamos adelante en la provincia de Buenos Aires porque eso sí, diseñar una política, empezar a llevar adelante, pero revisarla permanentemente, discutirla, conversarla con quienes la tienen que implementar, y a través de esas experiencias, a través de esos resultados, a través de esas propuestas, fortalecerla y llevarla adelante de una manera creciente y cada vez distinta, que mute y que entonces tenga mejores respuestas para lo diverso que es nuestro territorio. Eso es, aunque lleva mucho más trabajo y lleva inversión, el compromiso de mejorar la educación.
No es un milagro, no es inmediato, no es mágico, se construye todos los días, se construye en las escuelas, se construye con los trabajadores y trabajadoras, con los maestros, con los auxiliares, con los directivos, se construye en territorio, se construye con las familias, con la comunidad, con los pibes escuchándolos, dándole la palabra. Muchísimas gracias a todos y a todas por el laburo.