facebook

20 de junio de 1820

Manuel Belgrano, la solidaridad de la provincia de  Buenos Aires  y el supuesto día con tres gobernadores.

Viernes, 19 Junio, 2020
20 de junio de 1820

 

En la alborada del 20 junio de 1820 fallecía Manuel Belgrano en Buenos Aires. Su muerte, según consignaron numerosos relatos desde entonces, ocurrió en soledad y el más completo olvido, sólo un diario se refirió al suceso días después. La luctuosa jornada coincidió con el punto más extremo de la crisis política de la provincia de Buenos Aires conocido como “día de los tres gobernadores”.

La defunción del creador de la bandera, casi desapercibida y en simultáneo con una Provincia sacudida por una puja interminable; en una nación que no había logrado sostener un gobierno central aceptable, era la síntesis perfecta de una época que muchos historiadores llamaron la anarquía del año 20.

El primer número de La Gaceta del año 1821, se esperanzaba con que el nuevo año conjurara el infortunio y decretaba su clausura: “Acabó por fin el infausto año 20 que será marcado con piedra negra en los anales de nuestra revolución”. Así dentro de ese aciago año, el 20 de junio parecía ser uno de sus días más infaustos. Sin desconocer ese carácter, hace casi 90 años el historiador Ricardo Levene proponía matizar el significado completamente negativo del año 20, lo cual abría las puertas para resignificar también aquél fatídico 20 de junio.

 

El nacimiento de una Provincia

Levene entendía que 1820 también había sido un año instituyente, tanto para el conjunto del territorio nacional, como para la naciente provincia de Buenos Aires. En sus propias palabras, “la anarquía tiene un aspecto institucional: aquel desorden engendró una organización”. Ejemplificaba el aserto en la sanción de los primeros pactos preexistentes de la Constitución como el de Pilar y el de Benegas y en la creación de instituciones como la Junta de Representantes y la jerarquía de un Gobernador electo que apuntalaban el nacimiento de Buenos Aires como provincia federal autónoma.

La Provincia había surgido poco después de la disolución del gobierno central representado en el Directorio. El intento de implementación de una constitución unitaria en 1819 ocasionó la inmediata oposición de varias provincias y de los federales bonaerenses, algunos de ellos exiliados. Los caudillos del Litoral, Francisco Ramírez de Entre Ríos y Estanislao López de Santa Fe, le declararon la guerra al gobierno central que residía en Buenos Aires, que fue derrotado en la batalla de Cepeda el 11 de febrero de 1820.  Los caudillos federales exigieron la inmediata disolución del Directorio y del Congreso Constituyente, objetivo que recién se cumplió cuando el jefe militar de la campaña bonaerense, el federal Miguel Estanislao Soler, planteó la misma exigencia e intimó al Cabildo para que reasuma el poder.

Sin embargo, los caudillos federales no reconocieron en el ayuntamiento autoridad legítima para pactar, por lo cual fue necesario que un Cabildo Abierto constituyera una nueva institución que eligiese al gobernador. Así, el 16 de febrero fue creada la Junta de Representantes que, en la madrugada siguiente, realizó su primer acto legislativo y eligió a Manuel de Sarratea —unos de sus integrantes— como gobernador de la Provincia.  Con esta legitimidad interna y frente a sus pares, el 23 de febrero Buenos Aires firmó con Entre Ríos y Santa Fe el Tratado de Pilar que puso fin a la guerra y promovía la organización del país bajo el sistema federal.

El proceso posterior fue realmente tortuoso. Las pujas en la Provincia entre directoriales y federales y al interior del propio federalismo bonaerense, sumado a los vaivenes en la relación con los caudillos del Litoral configuraba un escenario dramático. Completaba el cuadro el deterioro de las finanzas y la tensión en la frontera con los pueblos originarios. La inestabilidad política había generado una sucesión de cambios de gobernadores y hacia junio Sarratea ya había caído del gobierno por segunda vez y escapado a Entre Ríos, mientras el gobernador Idelfonso Ramos Mejía protagonizaba un creciente enfrentamiento con Soler. Por fuera del territorio bonaerense, Ramírez y López se aprestaban para invadir la Provincia disconformes con los cambios sucedidos. 

 

20 de junio: El día sin gobernador

El 16 de junio, el Cabildo de Luján designó a Soler como Gobernador y Capitán General de la Provincia en abierta rebeldía a Ramos Mejía. Sin embargo, el día 18 Soler planteó la necesidad de ser reconocido por la Junta de Representantes.  En la jornada siguiente, Ramos Mejía presentó su renuncia a la Junta, al constatar la completa falta de apoyo a su investidura en las fuerzas militares. El 20, la Junta aceptó la renuncia, decidió su autodisolución y depositó el bastón del gobernador en el Cabildo, si bien la autoridad no fue retrovertida en esta institución. Soler lamentó la decisión, consciente de que su designación por el Cabildo de Luján carecía de legalidad si no contaba con el reconocimiento de la Junta. Recién el día 22, con la reunión de integrantes del Cabildo junto a siete miembros de la disuelta Junta, Soler fue nombrado Gobernador y Capitán General de la Provincia.

El historiador Joaquín Pérez denomina al 20 de junio como el primero de los dos días sin gobernador. Dicha caracterización parece más adecuada que “día de los tres gobernadores” dado que Ramos Mejía había renunciado previamente, el Cabildo solo era depositario del bastón y ni el propio Soler se reconocía como gobernador. El carácter instituyente del año 20 queda en evidencia cuando, aun ante enfrentamientos de enorme envergadura, existía en la Provincia un respeto por la institucionalidad naciente, que era compartida por todos los sectores en pugna.

 

La Provincia frente a la enfermedad y muerte de Belgrano

Es cierto que la muerte de Belgrano pasó casi inadvertida pero la Provincia no lo había olvidado. Existe constancia de que la Junta de Representantes decidió otorgarle auxilio financiero en las sesiones del 26 de mayo y del 7 de junio. El Archivo Histórico de la Provincia cuenta con el Acta de la Junta del día 26 en que se aprobó la primer erogación. Estos eran los conceptos:

“El día veinte y seis (no habiendo celebrado acuerdo el día anterior por su gran festividad) estando reunidos en la Sala de Sesiones los Señores Representantes con el Vicepresidente a la Caveza, se vio la solicitud del Señor Manuel Belgrano relativa que S.E. por cuyo conducto fue dirigida con oficio a esta Junta, le subministrase las cantidades precisas a su asistencia según el lamentable estado en que se hallaba, enfermo y comprometido al pago de algunos créditos, y se despachó, insinuando a S.E, por oficio N° 65, que le proporcione a este digno Xefe lo más pronto posible, y aun a costa de algunos sacrificios que tengan consonancia con la mejor asistencia del Suplicante y actual estado de fondos provinciales”.

A pesar del estado calamitoso de los fondos públicos y en momentos de suma inestabilidad política, la Junta reconocía la obligación moral para con Belgrano. Cabe recordar que Manuel Belgrano no llegó a la vejez, ni al retiro como para entablar una relación con el presente como un hombre “de otro tiempo;” hasta apenas un año antes de su fallecimiento participó activamente de la vida pública, lejos estaba del bronce a sus 50 años cuando falleció. No obstante, su enfermedad y muerte dejaron un sinsabor de ingratitud, del cual el naciente Estado Provincial, se hizo cargo en ambos casos, en nombre de toda la nación. Y si bien es cierto que en su funeral no hubo ningún tipo de reconocimiento oficial, el particular contexto de la Provincia explica la ausencia de  una ceremonia de ese carácter. El cristal del 2020 permite verlo con mayor claridad, cuando la pandemia imposibilitó que tantos compatriotas se viesen imposibilitados de despedir a sus seres queridos como deseaban. Una vez que el territorio bonaerense alcanzó cierta estabilidad institucional, con la designación de Martín Rodríguez como gobernador en septiembre de 1820 y la firma de la paz de Benegas con Santa Fe en noviembre de ese año, otro fue el escenario. El 29 de julio de 1821, la Provincia, nuevamente reconocía la talla y el legado de Manuel Belgrano, realizando las honras fúnebres acordes al creador de la Bandera, que el “día sin gobernador” habían impedido.

 

Texto del Archivo Histórico Provincial "Dr. Ricardo Levene”

.