Qué lindo estar acá, gracias Gustavo [Gustavo Cocconi]. También nos acompaña el intendente de Bolívar, Marcos [Marcos Pisano], muchas gracias por estar acá. Hoy empezamos bastante temprano e hicimos una parada en lo del compañero Maxi Wesner [Maximiliano Wesner, intendente de Olavarría]. Estuvimos allí recorriendo, también entregando viviendas, ambulancias, camiones para recolección y separación de residuos, una combi para los pibes y las pibas de escuelas especiales que están allá en Olavarría. Antes de pasar al capítulo Tapalqué Gustavo, quiero hacer una pequeña reflexión.
Creo que, en la Argentina, estamos discutiendo modelos, teorías, incluso historia, orientación en nuestra sociedad, a veces cuestiones que parecía que no íbamos a discutir más o que ya estaban saldadas, Estado sí o Estado no, como si se pudiera vivir en algún rincón del mundo con la ausencia del Estado. Hay que retroceder casi a la época de las cavernas para pensar que todo se resuelve con un garrote y en la guerra de unos contra otros. Y, sin embargo, estamos discutiendo todo esto desde varias perspectivas y lo digo acá porque estamos compartiendo un rato en Tapalqué con vecinos y vecinas que están viendo delante de ellos algo que antes era un pedazo de tierra, y me parece que es una buena oportunidad para reflexionar sobre estas cuestiones.
A los que piensan que no hace falta Estado presente, que el Estado no tiene que ocuparse ni de la educación, ni de la salud, ni de la infraestructura, ni de la vivienda, los hubiera invitado y los volvería a invitar a que pasen un ratito por alguna de estas recorridas y que compartan con nosotros la cara de los pibes, de las pibas y de sus familias cuando les llega algo a lo que no pueden acceder con sus propios recursos, que no pueden acceder por cuestiones económicas y, a veces, también por cuestiones organizativas, que si no está el Estado, no hubieran tenido una camioneta que ahora les cambió la vida para siempre.
Tendrían que ver esas caras de alegría, de felicidad, de emoción, ese llanto que había, para darse cuenta de que no se arregla un país con motosierra y con tijera, no se arregla quitándole a los que necesitan aquello a lo que no pueden acceder, no se arregla privando de los derechos a un pueblo que tiene privaciones, por supuesto, y que tiene malestar, esto no lo podemos negar.
Estamos nueve ministros del Gobierno provincial, es casi una mudanza del Gobierno provincial a Tapalqué. Tal vez por esos vientos que corren hoy en el Gobierno Nacional, algunas cosas que venimos haciendo y mostrando, —pero que por la vorágine de la función pública, de esta tarea de gobierno, por la tendencia y la orientación que tenemos de caminar, de recorrer los pueblos, de recorrer las localidades— ahora podamos, no sé si valorar más, pero por lo menos contrastar mejor.
Hoy estuvimos en la escuela de Campodónico, una escuela rural, y, de nuevo, a uno le da ganas de llamar, —más allá de la cuestión racional, los modelos económicos, la teoría austríaca o todas esas pavadas que a veces se dicen— de convocar un poco también a la humanidad y al sentimiento de la dirigencia política que sostiene esas ideas y lleva adelante esas políticas, porque ya están privando a los maestros y a las maestras del Fondo de Incentivo Docente, ya están aumentando los boletos del colectivo, ya aumentaron los medicamentos, ya aumentó la comida, y esto sin ningún tipo de control ni de regulación, como si eso fuera buenísimo. Ya está pasando, ya está sufriendo una porción importantísima de nuestro pueblo, el pueblo de la provincia de Buenos Aires. Invitarlos a ver la situación en la que se vive y lo que se necesita y cómo se recibe y cómo se busca y cómo se pide y cómo se pelea por cada una de estas cosas.
Ahí en Campodónico un jardín JIRIMM, que son los de matrícula reducida, en este caso estuvimos con la directoras y las maestras de escuelas rurales de acá del distrito que nos acompañaron, tiene cinco alumnos, y en el gobierno de Vidal cerraron 33 jardines rurales o de las islas del Delta porque tenían matrícula reducida. Hoy estuvimos, tiene un edificio, tiene salarios, se pagan los servicios, se paga a veces el SAE, hay que ponerle internet, hay que ponerle material. Lo cerraban porque sumaban todo y decían “ahorremos, cuánta plata para cinco pibes y pibas”. Y comprenderlo de esa manera, yo creo que no solo es equivocarse muy fuerte, meter la pata, sino que es no entender cómo es, qué es, qué piensa y qué siente el pueblo de la provincia de Buenos Aires.
El pueblo de la provincia de Buenos Aires, nos ha acompañado de nuevo en este segundo mandato, y siente y sabe que un pibe y una piba que vive lejos de una gran ciudad y que su familia hace se dedica a las labores rurales , ese pibe si no tiene una escuela cerca, y evidentemente a ningún privado en su sano juicio se le va a ocurrir abrir una escuela privada ahí porque esos mismos números hacen que no puedan pagar una cuota que cubra lo que ellos llaman “gastos”, cinco pibes y pibas de familias humildes, por eso no existe, el mercado eso no lo soluciona.
¿Qué es lo que pasa después? Chicos y chicas que no tienen posibilidad de acceder a la escuela y por tanto van a quedar afuera. Y no solo ellos en el presente por no poder estudiar, sino también en su futuro, en sus posibilidades a futuro. Es arruinarles la vida no darles educación a esos chicos y chicas. Y muchas veces, la familia al no tener una escuela para los chicos se muda y se va. Qué paradójico, siempre se quejan de que en el conurbano bonaerense vive mucha gente, pero cuando les toca gobernar lo que hacen es hacer invivible el interior de la provincia de Buenos Aires.
Expulsar, excluir y entonces, finalmente, despoblar. Eso va generando un modelo económico colectivo general macroeconómico espantoso. Un país que no es lindo para vivir, que no está bueno para vivir. No digo que esté todo solucionado, pero hoy yo vuelvo de Campodónico donde se instalaron en conjunto entre el Ministerio de Educación y nuestro Ministerio de Ambiente unas pantallas solares, última generación, última tecnología y nos decían las maestras “con esto tenemos que dejar de venir con la heladerita con el hielo para que haya agua fresca, con esto podemos poner un ventilador, podemos prender la luz, con esto no tenemos que elegir cómo racionamos la poca electricidad que había o casi nada”. Digo y me pregunto, ¿qué país queremos, qué sociedad queremos, cómo queremos que se viva en la provincia de Buenos Aires?
¿Es justo, está bien que no tengan escuela o que si la tienen no tengan electricidad? Esa escuela también fue parte de nuestro programa de Escuelas Conectadas, así que tiene internet y no es sólo los pibes y las pibas y todo lo que significa internet en la actualidad, porque si no los estamos condenando, parece que están ahorrando guita y cortando y recortando presupuestos pero están condenando seres humanos, están condenando bonaerenses, están condenando a argentinos y argentinas a una vida y a un futuro mucho peor.
Ese internet que hay en la escuela con esa electricidad que dan los paneles solares no lo usan sólo los que van a la escuela, también lo usan sus hermanos y hermanas, los y las adolescentes de la zona porque si no hay internet, no hay ni teléfono. Otra empresa privada a la que no le da los números para poner teléfono en todo el territorio de la provincia y señal de teléfono. ¿Qué sociedad queremos? ¿Una donde el que no pueda, no llegue, no le alcance o vive lejos o vive en el interior, se joda solo? ¿Le vamos a echar la culpa y decir “andá y arreglate”? Y entonces se tiene que mudar, se tiene que ir, tiene que cambiar su vida, tiene que ir a buscar otra cosa o si no tiene, vivienda.
También estuvimos inaugurando viviendas, cinco viviendas. Uno dice “ah cinco viviendas”, pero en ese pueblo donde estuvimos nunca había ido un gobernador. Eso a mí me resulta, por supuesto, un privilegio, pero el privilegio que tenemos no es haber ido y, por primera vez, visitado como gobernador el pueblo, sino que fuimos a llevar lo que necesitaba. Lo que el mercado no le da, lo que la economía privada no resuelve y lo que si no hay estado, no existe. Y es importante marcarlo y acá enfrente de este Centro de Atención Primaria de la Salud. Ustedes, probablemente, todavía no lo pudieron recorrer. Es cierto, como dice Nico, es casi un hospital, un pequeño hospital, un mini hospital que permite descentralizar el sistema de salud, que permite dar una atención primaria y directa a quienes, también, el hospital les queda lejos, y también balancear, distribuir e integrar mejor el sistema de salud con la última tecnología, con atención odontológica, con atención ginecológica.
La verdad es que muchos de los que van a asistir aquí no pueden pagar por privado y muchos de los que están asistiendo a nuestros hospitales públicos antes de que llegara Milei podían pagar una prepaga y ahora tienen que ir al hospital público, tienen que ir al sanatorio, tienen que ir a la sala de salud. Bienvenidos, por supuesto que no es fácil, pero el Estado es para todos y para todas. Los que expulsa Milei también, a la escuela, al hospital, haremos todos los esfuerzos para poder sostener y para que nadie sienta que por eso es menos porque esto es para todos y todas.
No se les pide ni la cuenta bancaria, ni un carnet social, se les pide que sea bonaerense, que sea de Tapalqué, de cualquier pueblo o de cualquier país vecino, acá atendemos. ¿Y por qué? Porque hay muchas cuestiones para discutir sobre el modelo económico, pero nosotros partimos de una base que ignoran esas escuelas teóricas, que es la de los derechos, que son los derechos que tiene nuestra ciudadanía, nuestro pueblo, por el hecho de haber nacido en nuestro país y en nuestra provincia.
Hay derechos que quiero recordar que no es que nosotros creemos porque es un ideario al que suscribimos, sino que los que estamos acá, todos los que son funcionarios y funcionarias, los que son ministros y ministras, juramos arriba de la Constitución de la provincia de Buenos Aires, que nos dice que vamos a respetar y hacer respetar esos derechos. Así que yo le digo también al Gobierno nacional, al presidente, que hemos jurado respetar y hacer respetar esos derechos. Así que que respete los derechos por los que él también juró: salud, educación, vivienda, derecho a una vida digna, a la igualdad y para aquel que no tiene la vista porque resulta que la libertad era algo que se compraba con plata, para ser libre tenías que tener plata y hay muchos que no llegan, nadie viene a festejar eso y sabemos también que es un mundo lleno de desigualdades entre países, adentro de los países, en los países centrales, no es cuestión de compararse, simplemente ir cerrando esa brecha, ir llenando esos agujeros donde hay necesidades que todavía no estaban satisfechas.
Por eso creo que hoy es un día muy importante. Se puede hablar desde los libros de texto, desde idearios, a veces muy antiguos, muy marginales, se puede hablar también de pertenencias políticas, de escuela de pensamiento, pero creo que hoy inaugurando viviendas, paneles solares, distribuyendo los que hacen proyectos que son útiles para su comunidad, la bicicleta como un reconocimiento por lo que han hecho.
Hoy con Kato firmando convenios para obras, recorriendo las escuelas, inaugurando viviendas, hoy haciendo todo esto y viendo al pueblo de la provincia de Buenos Aires recibir lo que se merece, lo que es suyo y aquellos que todavía no lo recibieron tener una esperanza y una posibilidad de recibirlo más adelante, ya todo eso es la refutación de lo que están diciendo a nivel nacional, la refutación a la idea de que cada uno se arregle solo. No, en la Provincia de Buenos Aires decidimos otra cosa y por más dificultades que haya, por más limitaciones, por más obstáculos, por más que nos quieran fundir, que nos quieran quebrar, que nos quieran dejar sin un peso, que entiendan que el pueblo de la provincia de Buenos Aires va a seguir peleando por sus derechos.
Muchas gracias.