Buenos días a todos y a todas. Primero, por supuesto, agradecerle a Mumi [Mauro Poletti, intendente de Ramallo] porque recordaba recién, que la primera o la segunda vez que nos encontramos, estábamos en campaña, antes de ser gobernador, y uno de los puntos neurálgicos, una de las cuestiones centrales que me mencionó Mumi era este Centro Universitario. Lo recorrimos en aquel momento donde no era nada, donde era un proyecto, donde era un sueño como lo catalogó él. Y luego, como tantas obras en la provincia de Buenos Aires, vino una ola de neoliberalismo y se suspendió, se canceló, se paró la obra y parecía que el sueño se había pinchado, que lo habían matado.
Pero, la verdad, es cierto que para que las cosas pasen hay que proyectarlas; es cierto que para que las cosas pasen, hay que quererlas, hay que desearlas, hay que soñarlas. Pero también hace falta una buena dosis de obstinación, de perseverancia, de ese fuego que tienen los políticos que son, realmente, dirigentes populares que más allá de la adversidad y las dificultades, siguen empujando el carro. Y siempre pero siempre, o ellos o quienes lo suceden, lo llevan a puerto. Bueno, los que pensaban que habían matado ese sueño, acá tienen este centro universitario. Para demostrar, miren a quién voy a citar, a Sarmiento: “las ideas no se matan” y la universidad pública menos.
Acá estamos compartiendo la emoción, compartiendo el orgullo. Por eso, tanta gente se acercó hoy a un acto que nos llena de orgullo porque terminar este Centro, seguramente, era un objetivo, era un propósito, era una tarea que tenían. Lo que tal vez no sabías es que lo ibas a hacer en un momento tan importante y emblemático. A veces ocurre, estos 4 años, Mumi, que no pudimos compartir, estamos ahora en esta situación tan particular. Pero nosotros hemos inaugurado muchísimas escuelas, muchísimos centros universitarios.
Hemos inaugurado, también, bases de la UTOI, de seguridad, nos acompaña el ministro de Seguridad [Javier Alonso, ministro de Seguridad]. En un rato vamos a ir a Baradero para hablar del tema de la seguridad, lo hemos hecho hace poquito en San Nicolás. Con Kato [Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura y Servicios Públicos] estamos recorriendo, inaugurando y, también, poniendo en marcha obras cuando el gobierno nacional paró 1.000 obras en la provincia de Buenos Aires. Pero todo vale el doble o el triple. Porque es más esfuerzo, requiere más concentración, requiere a veces mucha imaginación, mucha creatividad.
Porque tenemos arriba del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y de cada uno de los 23 gobiernos de las provincias argentinas, tenemos un Gobierno nacional que ha decidido borrarse de sus responsabilidades. Esto ya no se trata de una cuestión de ideología política, porque uno, por supuesto, que respeta a las instituciones, sobre todo respeta a la voluntad popular. El que es el presidente ha sido puesto en ese lugar por las urnas, por elecciones democráticas y nosotros valoramos tanto la democracia que no vamos a ponernos, ahora, a disputar eso, de ninguna manera.
Lo respetamos. Pero así como lo respetamos en tanto presidente electo por el pueblo, también tenemos la obligación de decirle desde acá, desde la provincia más grande del país, que tiene responsabilidades y tiene obligaciones que cumplir porque así lo manda nuestra Constitución Nacional. Hay derechos que están reconocidos, no sólo a través de largas luchas, algunas de ellas mencionaba en ese recorrido Mumi. Son luchas, son hechos históricos. Hay vidas comprometidas para lograr determinados objetivos colectivos de la Argentina y de la Provincia.
La universidad pública en la Argentina, la universidad al alcance de todos los bolsillos, para decirlo con crudeza, la educación pública son valores que son fundacionales en la historia argentina. Cité, recién, algo que se le atribuye a Sarmiento, pero podría citar a todos nuestros grandes próceres, fundadores de nuestra República, de todas las extracciones políticas, ideológicas. Algunos de ellos liberales, otros por supuesto, porque la educación universitaria, pública, tiene que ver mucho con radicales en la República Argentina, lo que fue la Reforma Universitaria de 1918.
Después, esa universidad pública tenía que abrirle las puertas no sólo a los sectores que tuvieran dinero en el bolsillo, sectores medios que habían peleado por eso, sino que tenía que garantizarse el acceso al conocimiento, el acceso a la formación, el acceso al título, el acceso a profesiones, pero también el acceso a una vida con más dignidad, con más horizonte. Había que garantizárselo, también, a los hijos de trabajadores y trabajadoras, a los hijos de nuestros sectores vulnerables, de los sectores populares.
Entonces, hacía falta otro hito en esa historia que es lo que estás haciendo y que están honrando hoy acá, Mumi, que es convertir a la universidad, más allá si la gestión es privada o pública, que sea gratuita. Eso lo hizo Juan Domingo Perón en el ‘49. Y como decía el propio General Perón: “a los peronistas no siempre nos aplauden, a veces no nos aplauden, pero sobre todo, muchos no nos perdonan”.
Decía Perón que, a partir de esa decisión, se llenaron las universidades de obreros. Eso es lo que está en juego hoy. Y lo quiero decir porque es importante poner en perspectiva esas luchas que a veces son luchas individuales, o luchas colectivas pero parciales. Hoy estamos el ministro de Infraestructura, el ministro de Gobierno, el ministro de Seguridad, el ministro de Educación para acompañar a Mumi en lo que es un logro de su perseverancia, pero que también es un logro del pueblo de Ramallo, que es este Centro Universitario. Estamos, hoy, homenajeando a la lucha del pueblo de Ramallo.
Hoy tiene este edificio, esta aula magna, pero que vale mucho más hoy, circunstancialmente. Porque hay un Gobierno nacional que se ha declarado en guerra santa contra la universidad pública, gratuita, contra el Conicet. Yo creí que nunca lo iba a ver en mi vida. Un presidente, sus funcionarios, sus tuiteros, sus trolls, en guerra santa contra la ciencia, contra la investigación, contra el conocimiento, en la forma particular que tiene en la Argentina, que es masivo, que es universal y que es de calidad y, por lo tanto, es público. No les gusta. Habría que pensar y reflexionar mucho por qué tuvimos que ver una imagen que se queda clavada en nuestras retinas, que es una vergüenza, con la que hoy carga la Argentina:ver militarizados los accesos a edificios públicos, particularmente al Conicet, a trabajadores y trabajadoras de la ciencia argentina, de la universidad argentina.
Nosotros tuvimos, obviamente, la represión de la dictadura, pero tuvimos la Noche de los Bastones Largos, tuvimos una muy larga historia donde diferentes proyectos neoliberales, elitistas, excluyentes, proyectos que también, ayer veíamos flamear una bandera norteamericana en una base del ejército argentino. Todas cuestiones que realmente son dolorosas. Y no porque uno tenga algo contra ningún país del mundo, ni los Estados Unidos, pero hay dos cosas que nosotros no podemos entregar, que es el conocimiento, que es la educación, que es la formación, que es la igualdad de oportunidades. Todo eso se condensa en la universidad pública y gratuita, Mumi, tampoco podemos entregar la soberanía.
Así que son días complicados, días tristes, días de angustia, pero que se matizan con estos logros. ¿Qué vamos a hacer ante esto? No bajar los brazos. Y quiero hacer un pequeño asterisco para hablar del programa Puentes, de esos diplomas que distribuimos recién y de lo que vos estás haciendo acá, Mumi.
Cuando recorríamos la provincia de Buenos Aires en aquel momento, uno de los antecedentes del programa Puentes fue tu idea y es tu intención, Mumi, porque comprendimos que, a veces, cuando se habla desde los canales de televisión porteños, desde la Ciudad de Buenos Aires, no se comprende la realidad de nuestra provincia, las distancias, las diferencias, la heterogeneidad, la desigualdad con la que se vive en una provincia tan extensa. A la vez de ser tan rica, en la provincia de Buenos Aires tenemos muchísima desigualdad. Desigualdad económica, pero también geográfica.
Es un problema, es una barrera, es un obstáculo a superar. Los pibes y las pibas que nacen en el interior de la provincia de Buenos Aires saben lo que cuesta, a veces, teniendo las ganas, que ya es mucho, teniendo la vocación, teniendo aún el apoyo familiar, lo que cuesta, lo narraba recién Carli [Carlos Bianco, ministro de Gobierno], que estudió en una de esas universidades del conurbano, en la Universidad de Quilmes. Pero cómo cuesta una vez superado todo el desafío de concluir los estudios secundarios, seguir con esos estudios. Y depende mucho de donde vivís, una cosa es tener a la Universidad de Buenos Aires a 10 cuadras de tu casa, poder elegir la carrera y otra es vivir en el interior de la provincia de Buenos Aires.
Y fijense que es un mecanismo muy perverso. Porque discrimina. Discrimina en tiempo real. Pibes y pibas que están igualmente formados, capacitados, con las mismas ganas, después algunos pueden y no pueden por donde viven. Otros, viviendo lejos, por la capacidad económica. Pero aún los que tienen la capacidad económica para emprender sus estudios en otra ciudad como Rosario, en otra ciudad como Buenos Aires, aún teniendo la capacidad económica, después viene el desgarro, el desarraigo de tener que ir a estudiar lejos de tu familia, con los costos que esto involucra. No es que, simplemente, el que tiene plata, hay que tener más plata que para hacer la universidad en otro lado, para poder hacerla lejos de donde naciste, lejos de tu familia.
Y después viene este problema de discriminación, donde hay pibes y pibas muy capaces, pibes y pibas que aman y quieren, y tienen un futuro en el lugar donde nacieron, pero después que se van a estudiar y los caminos de la vida los llevan a quedarse, a encariñarse, a instalarse, a radicarse en otros lugares, tal vez porque conocen a personas o tienen accesos a otros trabajos. Entonces, no vuelven más al pueblo donde nacieron.
Y, entonces, es una fuente de mayor desigualdad, se agrava la desigualdad. Porque pueden estudiar pocos, y algunos de esos que estudian después no vuelven. Y entonces tenemos que hijos de Ramallo después, tal vez, terminan viviendo en otro lado, no por voluntad propia, finalmente tal vez sí, a veces por necesidad, pero a veces porque se desencadenan esos acontecimientos.
Porque a nosotros nos tocó atravesar una pandemia en la provincia de Buenos Aires. Y lo que faltaban eran respiradores, salían una fortuna y no había. Y lo producían muy pocas empresas, y a veces del exterior. O después vacunas, que se producían en otros lugares distantes. Y acá en la provincia de Buenos Aires nos movimos, dijimos “es nuestra responsabilidad”. Es una responsabilidad del gobierno, qué vamos a andar mintiendo, y diciéndoles que es un tema del mercado, y que tiene que resolverlo cada uno, individualmente, por la suya, la ley de la selva, individualismo.
Desde el mercado finalmente no se resuelve. Es como si les dijera a cada uno de ustedes si hoy hubiera una epidemia ‘arréglense como puedan y hagan lo que puedan’. Eso dijo el Gobierno nacional con el dengue. Y yo digo, es difícil conseguir un respirador, es difícil traer vacunas desde Asia o desde Europa. ¿Es tan difícil que haya repelente cuando hay una invasión de mosquitos? ¿Es tan difícil? Tenés que ser un inutil. Ocupense. Y si ahora aparece, ¿saben qué es? Una autodenuncia de que no lo hicieron antes, cuando hacía falta. Es increíble.
Y cuando el Estado se va, queda el mercado. Y el mercado tiene esto, que pasa también cuando dejan a la buena de Dios la formación universitaria. El que tiene la plata accede, pero, después, la concentración económica del mercado, es una ley del mercado la concentración, genera más concentración. Entonces, aquel que puede estudia o tiene un título, tiene un trabajo, pero después, no es que eso naturalmente se distribuye y genera más equidad. No, al revés: cada vez más concentración, cada vez más limitado, cada vez dejando a más gente afuera.
Por eso, Mumi, para terminar, nosotros resolvimos con un programa Puentes, que se aplica ahí donde hay un intendente, una intendenta, que esté pensando en estos problemas. Porque a veces no hace falta un centro universitario en cada ciudad, a veces, como hemos visto, alcanza en que la región se empiece a organizar. Pero yo he visto también, durante la pandemia, escenas e imágenes de mezquindad, escenas de egoísmo, donde, tal vez, un intendente u otro decía que en el hospital municipal solamente iba a atender a los vecinos y las vecinas de su municipio, y si llegaba otro de afuera que se arregle, que lo pague. Y ahí volvemos de nuevo, a esto del sálvese quien pueda.
Hay muchos y muchas estudiantes que van a venir acá, que van a acceder a un título de educación superior, una diplomatura, una tecnicatura, tal vez una carrera universitaria, estudiando en Ramallo pero son de la región. Así que yo celebro, me alegro y felicito que el pueblo de Ramallo y su intendente tengan la generosidad y la visión de futuro y de conjunto, de recibir con los brazos abiertos a todos los que quieran estudiar en Ramallo.
Nosotros estamos promoviendo esto en toda la provincia, pero por supuesto que hace falta esta visión, esta perseverancia y, finalmente, alcanzar estos logros. Estoy realmente muy contento de hacerlo ahora, cuando ayer veíamos un paro en las universidades públicas porque no les garantizan el presupuesto, no les garantizan la continuidad, ya han recibido el ajuste, ya lo vivimos muchas veces. La provincia de Buenos Aires necesita un sistema de universidades públicas, gratuitas, accesibles. Eso es lo que estamos tratando de extender y expandir, porque aún con las 23 que había no nos alcanzaban, queríamos llevarlas al interior para que nadie sea más que otro, y todo aquel que pueda estudiar pueda hacerlo, también, en el lugar donde vive, donde nació, donde está su familia, en el lugar que ama y donde se quiere quedar.
Por eso es tan importante abrir hoy este Centro Universitario, es tan emotivo. Y desde la Provincia de Buenos Aires, decimos lo que creo que dice todo el pueblo bonaerense, estoy convencido que lo cree todo el pueblo bonaerense, aún los que votaron de esta manera, que tal vez no se esperaban que le iban a terminar cerrando o arancelándole la universidad, o que le iban a cobrar lo que salen hoy los remedios, les habían dicho que el ajuste los iban a pagar otros, y ahora vemos que los alimentos, los remedios, el transporte, la nafta, la universidad, todo, todo recae en las espaldas de los trabajadores y las trabajadoras, de los sectores que más necesitan, de nuestro pueblo.
Así que desde acá, desde la provincia de Buenos Aires, desde Ramallo, el compromiso que decía Carli: seguir expandiendo la universidad pública, seguir expandiendo el acceso, la igualdad de oportunidades, seguir expandiendo los derechos. Y digo esto, aguante la universidad pública. Cuenten con nosotros.
Y a los pibes y a los pibas, no esperen que otro defienda lo que es de ustedes. Cuenten con nosotros, pero a defender lo que es su futuro y lo que es para la Argentina: soberanía, desarrollo, una provincia y un país mejor. Muchas gracias.