Buenos días, muchas gracias. Cada vez que vinimos a Escobar —ustedes saben que yo guardo mucho afecto, una amistad con Ariel [Ariel Sujarchuk, intendente de Escobar], pero nunca vine de visita para ejercerla como tal—, vinimos a hacer alguna inauguración, alguna recorrida, a visitar alguna obra, a ver los avances de Escobar.
Quiero felicitarte, Ari, no solo por la obra que estás haciendo, sino porque le estás dando a Escobar una proyección que antes no tenía en materia habitacional, en materia productiva. La verdad es que Escobar es hoy uno de los corazones productivos de nuestra Provincia. Así que felicitaciones porque ese es un trabajo de la política pública.
Es un municipio abierto a la iniciativa privada, abierto a la producción, al trabajo, y abierto también a una forma de vida. Así que quiero agradecerte esas 18 visitas que hicimos vinculadas a los trabajos públicos, a la acción del Estado y a la coordinación con el Gobierno provincial. Eso también es muy importante.
Comentaba Ariel que esta es una visita un poco fugaz porque tenemos una agenda muy apretada. Además, voy a tratar de ser breve porque esta es una reunión de trabajo entre empresarios, empresarias de pymes de la provincia de Buenos Aires. Así que, simplemente, haré una pequeña introducción y, luego, tenemos dos inauguraciones de muchísima importancia en un momento donde realmente hay temas muy profundos y muy importantes en discusión.
Hace unos días estuve en Pilar en un encuentro de empresarios. Un poco antes estuvimos en Mar del Plata en una jornada, prácticamente un congreso de empresarios de la provincia de Buenos Aires, que contó con la presencia de 3.000 empresarios y empresarias de la provincia, fundamentalmente pymes. Así que vengo exponiendo mi punto de vista —por supuesto que particular, parcial, seguramente para algunos polémico— pero no puedo dejar de decirlo con brevedad.
Como en el peronismo siempre consideramos que mejor que decir es hacer, hoy en Escobar vamos a inaugurar un jardín de infantes. Cuando iniciamos la gestión, ustedes recordarán que veníamos de una época donde gobernó la provincia y el país una fuerza política de derecha —en ese sentido parecida a la que está hoy— que generó una crisis económica muy grande, pero también que hablaba, —a diferencia de la actual— de la importancia de la educación pública. Y nosotros habíamos tenido, durante los 4 años anteriores a nuestro período de gestión, un abandono muy grande, una desinversión muy grande en materia educativa en toda la provincia de Buenos Aires. Así que había una disociación entre discurso y realidad. Decían que la educación era lo más importante, pero hicieron un ajuste que recayó en la infraestructura escolar, que terminó con tragedias y desgracias, pero, además, hicieron algo que no había pasado nunca en la historia de la provincia de Buenos Aires: se cerraron más escuelas que las que se abrieron.
Ustedes saben que nuestra provincia es la más grande del país, tiene 17 millones de habitantes y tiene un déficit educativo importante. Es decir, faltan escuelas, faltan jardines de infantes, faltan secundarias, faltan terciarias, faltan universidades en la provincia de Buenos Aires. Y tengo que confesarles que cada vez que recorro nuestra provincia —que lo hago muy asiduamente— y adonde voy, me piden más escuelas, y más escuelas públicas. Me lo pide la comunidad; me lo piden, por supuesto, las familias;me lo pide el sistema educativo ; me lo piden los empresarios y las empresarias: más escuela pública. Si quieren agregarle un matiz: más y mejor escuela pública. Más coordinada con las necesidades que tienen en términos de formación y de preparación profesional.
Esa experiencia neoliberal —de la que estoy hablando—, la sufrieron los jardines de infantes, las escuelas rurales de baja matrícula, pero también la sufrió mucho la enseñanza profesional y técnica. La escuela técnica fue muy castigada, porque está la idea de que el privado, tiene que pagar también la formación para abastecerse de los trabajadores que necesita. O sea, estaba la idea de privatizar. Y la escuela técnica, en términos de costos, es algo bastante costoso porque preparar a las personas, les da una formación y una capacitación para coordinar, insertarse en los procesos industriales y productivos y para hacerlo necesita un equipamiento distinto a una escuela secundaria cualquiera.
Necesita equipamiento, maquinaria, edificios, talleres. Necesita una inversión muy grande. Lo digo porque es una realidad. No me cuesta nada decirlo porque es cierto y se puede constatar: en toda la provincia de Buenos Aires liquidaron las escuelas técnicas. Además de cerrar 33 escuelas durante una experiencia que decía que era importante la educación pública.
Ahora hay una diferencia. Es un proyecto parecido, con los mismos de siempre: ministro de Economía del gobierno de Macri, ministra de Seguridad del gobierno de Macri, el que era el presidente del Banco Central del gobierno de Macri hoy ministro del Gobierno nacional actual. Los mismos de siempre en los roles más importantes, pero hoy no se defiende la educación pública. Es más, desde el Gobierno nacional no se defiende ni pública, ni gratuita, ni obligatoria.
Así que estamos en grandes discusiones. Podemos dedicar un tiempo largo para hablar acerca de los problemas de la educación y sobre la discusión entre educación pública y privada, pero creo que en la provincia de Buenos Aires esto es muy claro. Nosotros tenemos una enorme desigualdad y buena parte de los habitantes de la provincia de Buenos Aires, sus familias, los padres y las madres de los chicos y las chicas en edad escolar, no pueden pagar la cuota de una privada. Ni siquiera de las privadas subvencionadas por el Estado.
Nosotros tenemos 5.200.000 alumnos y alumnas en la Provincia de Buenos Aires. En la Capital Federal viven, de todas las edades, de todos los grupos, 3 millones de personas. Y en la provincia de Buenos Aires por día, todos los días, todas las mañanas, casi el doble de pibes y pibas van a la escuela, izan la bandera, cantan el himno y se meten en un aula. Pibes y pibas en edad escolar, hasta el secundario. Lo que nos pone solo en la cantidad de estudiantes en una situación que duplica casi cualquier provincia de la Argentina.
Así que tenemos un sistema educativo muy grande. ¿Y hoy qué venimos a hacer a Escobar? A hacer algo que para mí es fundamental, que no está en discusión, no lo estaba, que es que la educación tiene que ser del mejor nivel y de la mejor calidad posible. Pero, por supuesto, para que eso pase también tiene que haber inversión tanto edilicia como en formación docente, como en salarios docentes. Docentes mal remunerados, mal formados, sin instrumentos de trabajo, sin edificios, evidentemente, no pueden mejorar el nivel educativo.
Así que hoy, más que hablar, venimos a dar un resultado que es inaugurar un jardín de infantes y es la escuela número 224 que inauguramos en la provincia de Buenos Aires. Gratuita, pública, obligatoria, para todos y todas más allá de su condición social.
Porque la escuela para los liberales que fundaron la unidad nacional, la escuela pública, gratuita y obligatoria no era algo discutible. Para los Alberdi, para los Sarmiento, para los Roca, había un punto de acuerdo muy grande: tiene que haber escuela pública, escuela universal, masiva para todos, de todas las condiciones sociales, en todas las geografías.
Sin eso, prácticamente —creo yo, sin exagerar— no hay país, y menos todavía si no lo hubiera o se está construyendo, posibilidad de un país. Porque en la escuela, además de determinadas habilidades y determinadas acreditaciones, se enseñan otras cosas. Se enseñan valores, se enseñan cuestiones de soberanía, de Nación, se genera un pueblo y un país en las escuelas de la provincia de Buenos Aires.
Nosotros llevamos inauguradas 224 escuelas. Vengo a plantearles que en muchos aspectos, en muchas cuestiones hay importantes y profundas discusiones que hacen al futuro de la Argentina. Yo opino igual que los Sarmiento, que los Roca, que los Alberdi: sin escuela pública, universal, gratuita, obligatoria no hay posibilidad de un país mejor. Y eso creo que tenemos que verlo de nuevo, porque hoy está en cuestión.
Venimos también a inaugurar un Centro de Atención Primaria de la Salud. Estos centros son también un instrumento que tiene este Gobierno para que el cuidado de la salud le llegue a toda la Provincia, en todos sus rincones. Y, repito, más allá de la cuna, más allá de la condición social, que tengan acceso a la salud para nosotros es muy importante. Y, de nuevo, no es que lo decimos, también lo decimos, pero no es que lo pregonamos, no es que lo discutimos, no agredimos a nadie, simplemente lo hacemos. 165 Centros de Atención de Primaria de la Salud llevamos inaugurados en estos años de gobierno. Eso hace que mucha gente que no se la puede pagar tenga acceso igual. No dejamos a nadie afuera, no dejamos a nadie en la banquina.
Y, en ese sentido, trajimos también un camión para la recolección de residuos para trabajar con cooperativas, que es muy importante. Nosotros creemos también en esto de la economía circular, de que los residuos sólidos urbanos no son todos basura, mucho de eso se puede aprovechar. Cuando el Estado no interviene y no participa, se hace igual. Lo vemos en los basurales, con gente viviendo en condiciones deplorables, criminales, buscando en la basura algo de qué vivir. Esas personas, seguramente, a través de eso buscan un sustento. Nosotros creemos que, con inversión pública, se les puede dar condiciones mucho más dignas de trabajo. Así que en eso estamos, pero para eso hace falta inversión que ellos no pueden hacer, y la hace la sociedad en su conjunto, la hace a través del Estado.
Y, después,tenemos la cuestión productiva, industrial, Pyme. Creo que son temas muy importantes y de los que cada uno de ustedes —si tiene tiempo, si sus ocupaciones y la situación que estamos viviendo se lo dejan— debería reflexionar un poco para ver si podemos tratar de construir determinados consensos que uno creía que ya estaban establecidos. Escuchábamos a un diputado decir que cada familia tiene que poder decidir si su hijo va a la escuela en edad escolar o lo quiere mandar al taller. Yo no creo en eso y, además, considero que se trata de un delito penado, más parecido a la esclavitud que a una sociedad moderna, actual. Pero son ideas que hoy circulan. Entonces, me parece que hay que discutir estas cosas: si educación pública sí o no.
Por supuesto, que mejor, de más calidad, pero eso requiere más inversión. Salud pública sí o no. Qué hacemos con el ambiente, si cada cuestión vinculada a lo ambiental es un problema privado. Lo escuchábamos decir al actual presidente que si alguien está en contra de la contaminación que pague para que no haya contaminación; que si alguien necesita un puente, necesita una ruta, necesita una cloaca, que junte la plata entre los vecinos y las vecinas, y se la haga. Yo no estoy de acuerdo con nada de eso. Y estoy forzado a decirlo porque lo estamos discutiendo hoy en la Argentina y estamos viendo las consecuencias de esas políticas. Ya van 7 meses.
Vengo de dos encuentros con pymes, me reuní también con empresarios. Todos conocemos las dificultades. Por supuesto que había dificultades, por supuesto que había problemas, esos problemas algunos de ellos complicados, complejos, graves, pero lo que está ocurriendo hoy cuando uno mira las estadísticas pasó pocas veces en la producción y en el empleo nacional. Pocas veces. Por mi especialidad, me dediqué mucho tiempo a escribir y a enseñar sobre la historia económica argentina. Y puedo afirmar que pocas veces hubo una caída tan rápida, tan profunda y tan generalizada en la producción nacional. Cuando les digo pocas veces es pocas veces. Hay que ir a ver la pandemia, hay que ir a ver el fracaso de la época de Macri a partir del 2018, hay que ir a ver la dictadura militar, hay que ir a ver la hiperinflación para encontrar un desplome y un derrumbe de esta magnitud de la producción. Y de este grado de generalización.
O sea que, obviamente, nadie dice que no hubiera problemas, y problemas importantes, que tratar, pero yo quiero dar mi opinión —por supuesto que es la mía—: éstas políticas que se están aplicando se aplicaron muchas veces, no tienen nada de original, nada de novedoso; son las políticas de un plan de ajuste convencional. Lo que estoy diciendo no es muy polémico porque nos lo dijo el propio presidente en una reunión con gobernadores al comienzo de su gestión: “esto no es lo que yo quería hacer, no es lo que dije en campaña”. Lo vemos: no es ni la dolarización, ni los váucheres, ni destruir el Banco Central. No es ninguna de esas especies de recetas mágicas y nuevas que iba a traer para solucionar los problemas que había. No es nada de eso; es un programa de ajuste convencional. Lo dijo él, de hecho sus funcionarios son los que hicieron el último programa de ajuste. Por eso, como es lo mismo de siempre, con los mismos de siempre, las consecuencias no van a ser muy distintas. Y los discursos tampoco.
Ustedes recordarán que la última vez que se aplicó un plan de esta naturaleza les decían: “esto empieza a mejorar en el segundo semestre”, “la luz al final del túnel”. Varias de esas frases hechas. Ahora dicen que hay que atravesar un desierto para llegar a la tierra prometida. Cada vez que se aplican estas políticas son las mismas promesas.
Como hoy no tengo la posibilidad de describir en detalle cuál es ese programa económico —creo que lo estamos viendo todos— voy a decirlo muy clara y sucintamente: tarifazo, apertura de importaciones, reducción de salarios. Alguien puede pensar que es bueno para un empresario, pero luego se da cuenta que cae muy fuertemente la demanda. Estamos viendo una caída enorme del consumo por la caída de salarios y jubilaciones, y, por tanto, en las ventas en el mercado interno. Se está detonando y desplomando el mercado interno y, al mismo tiempo, hay dificultades de acceso al crédito.
Básicamente es un programa de ajuste convencional, ortodoxo, sin ninguna novedad en el frente. Y sus consecuencias son las mismas de siempre. Y en tanto siga en esta dirección, va a seguir pasando lo mismo. Por eso, creo que estamos en una situación extremadamente delicada para la producción nacional.
Hay algunos indicios muy claros de que la pyme, el aparato productivo argentino, la industria nacional, la producción nacional en su conjunto no parece ser una preocupación de este gobierno, excepto la que se encuentra vinculada con la extracción, explotación de materia prima de bajo valor agregado.
Hay un indicio muy claro: no escuché nunca, en ningún discurso de las actuales autoridades, que se hable de la producción, la industria nacional, de las pymes, de los tejidos productivos, de nuestros parques industriales, de las necesidades de generar una vinculación entre el sistema científico tecnológico o un educativo, con la industria y la producción nacional. Que no lo mencionen es sintomático, y bastante claro y expresivo de cuáles son las preocupaciones en materia de política económica. Por supuesto que a mí esto me resulta preocupante, pero, además, es grave en sus consecuencias.
Ustedes saben que salió ayer un dato—yo no lo tengo corroborado, lo cito— que dice que cerraron 10.000 pymes en los seis meses de Milei. Pero tengo datos más concretos, yo siempre cito lo que ocurre en Florencio Varela. Ahí tenemos un parque industrial, que es tecnológico también, que tiene escuela técnica y algunos laboratorios y cuestiones de ciencia y tecnología en el parque industrial, para vincular las empresas con nuestro sistema de innovación, científico y tecnológico. Me acuerdo que en 2015, más o menos, cuando se inauguró, vinieron cinco empresas.
Esas cinco empresas del 2015 al 2019 estaban todas viendo si aguantaban o no, y al borde de la quiebra; una creo que cerró. No se radicó ninguna nueva en ese parque industrial en esos años del 2016 al 2019. Luego cambió el gobierno, como digo, con todas las dificultades que podamos señalar, pero se llenó el parque industrial. Creo que fueron 50 empresas, o 30 empresas, 50 empresas. Había cinco estancados y en caída, luego 50 empresas nuevas. Tuvimos que abrir una ampliación del parque industrial, para las pymes nacionales productivas de diferentes rubros. Visité muchas de ellas, porque era un parque en el que pusimos mucha energía para ponerlo en funcionamiento. Los datos son macro, micro, los que quieran ver: caen las ventas, suben los costos y, al mismo tiempo, se complica el acceso al crédito y viene un aluvión importador.
La industria nacional no aguanta eso. Y los eslabones más débiles de la industria nacional menos todavía. ¿Qué es lo que me preocupa? Que cerrar 10.000 pymes puede pasar en seis meses, pero abrir 10.000 pymes puede llevar años. ¿Se entiende lo que estoy diciendo?
Es decir, hay cuestiones que parece que son transitorias, temporales y que tienen que ver con efectos coyunturales del plan económico, pero sus consecuencias son hondas, profundas y difíciles de revertir. Y llevan mucho tiempo. Ustedes empresarios pymes nacionales, empresarios bonaerenses, lo conocen. porque si hablamos de industria pyme nacional estamos hablando de la provincia de Buenos Aires. Es ahí donde está más del 50 por ciento de la industria argentina y, particularmente, las pequeñas y medianas.
Entonces, creo que estamos en una situación que tiene esta complejidad. Y tampoco es tan difícil de comprender por qué tiene este efecto esta política. Si vendes menos, te suben los costos, no tenés crédito y te entra competencia desleal. La verdad es que es una especie de operativo de pinzas para destruir a la producción nacional.
Hay un dato que es nuevo, que es de esta etapa: estamos en una etapa donde en todos los países del mundo, sobre todo y particularmente, los países más avanzados, las diferentes fuerzas políticas de derecha o de izquierda, todas, en todo el planeta, se han propuesto e incluso debaten cuál es la mejor forma de defender la producción y el trabajo de cada uno de sus países. Lo podemos escuchar en la campaña presidencial de los Estados Unidos. Cómo hacen para que las empresas que se fueron de Estados Unidos vuelvan a los Estados Unidos, produzcan en los Estados Unidos, con trabajo nacional, industria nacional, tecnología nacional. Lo mismo está pasando en cada uno de los países europeos. Más allá de la forma más ideológica o política que tome, tenemos que las propuestas son siempre cómo profundizar, cómo potenciar y cómo defender lo propio.
Por eso, creo que es bastante particular lo que está pasando en la Argentina. Más allá de diferentes cuestiones que tienen que ver con la orientación general, es bastante particular que no haya ninguna referencia a la defensa del trabajo y la producción nacional. Y la producción nacional es sinónimo de las pymes y las pymes son sinónimo de la provincia de Buenos Aires.
Así que nosotros hoy estamos haciendo una ronda de negocios que, como bien decía Ariel, es una demostración de que puede haber una integración y una colaboración virtuosa entre lo público y privado. El Gobierno provincial convoca, llama a empresarios y empresarias bonaerenses para que se conecten, para que lleguen a acuerdos entre sí, para que mejoren su productividad, para que se conozcan, para hacer más densas nuestras cadenas de valor, para que surjan nuevas oportunidades de producción, para que en estos encuentros se pueda decir “necesito tal insumo, a ver si se puede hacer”, y se cierren acuerdos.
O sea, generar un tejido productivo más sólido, más robusto, más eficaz, más productivo son objetivos del gobierno de la provincia de Buenos Aires. No es un invento que hemos hecho hoy para contrastar con el abandono y la deserción del Gobierno nacional, con la indiferencia ante la producción, la industria y la pyme. No es para resaltar esto. Esta es la novena ronda de negocios que hacemos este año y es la número 50 que hacemos desde que llegamos. Desde que llegamos tenemos una política para favorecer a la producción bonaerense, a la pyme bonaerense, con crédito del Banco, con los programas de los ministerios, con encuentros entre empresarios donde participa el Gobierno, con inversión pública, con infraestructura.
Son muchos factores los que dan la posibilidad de un país productivo, industrial. Pero sin un país productivo, sin pymes industriales, la verdad es que la provincia de Buenos Aires y la Argentina no tienen destino. Lo digo con toda claridad: querer primarizar a la Argentina es criminal; convertirnos en productores de materia prima sin elaboración para exportar al mercado mundial, sea minera, petrolera o agropecuaria, es un crimen. Nosotros tenemos un tejido productivo, tenemos capacidades que no se arman tampoco de un día para el otro. Muchas de las pymes bonaerenses y argentinas pasan de generación en generación. Es una cultura, una cultura del trabajo, porque el empresario pyme es un empresario, sí, pero es también un laburante.
En su empresa se dedica, muchas veces, a algo que en una gran empresa requiere de muchísimos puestos de trabajo distintos, como el gerente de marketing, el de compras, el financiero y, a veces, todo eso se reúne en la figura del empresario pyme, que además sufre las crisis de su empresa como propias, y muchas veces trabaja codo a codo con los laburantes, que son casi familia. Es un modelo que no es que es viejo, antiguo y no funciona. Si uno recorre el mundo entero, lo ve. En Italia es famosa por esto, pero en todos los países del mundo hay una tradición de la pequeña y mediana empresa y todo el mundo sabe que para hacer más fuerte el sistema productivo de la pyme, hace falta que haya un Estado que esté presente, que esté disponible. Hace falta ser imaginativos, crear instrumentos porque le cuesta mucho a la pyme llegar a la banca privada, conseguir los créditos que necesita, a veces no tiene las garantías, por eso el FOGABA, por eso las políticas que hemos potenciado aquí y faltan muchas más.
Estas reuniones son también para llevarnos propuestas, para llevarnos ideas, para fortalecer la política pública del Gobierno provincial de cara a tener un tejido productivo nacional y bonaerense mucho más fuerte y mucho más potente, aún en tiempos como el de ahora, en los que el Gobierno nacional va a contramano de todo esto, nos siembra de obstáculos, de dificultades, se propone fundir a las provincias y, al mismo tiempo, pretende que las provincias se ocupen de todo. Las dos cosas al mismo tiempo.
Nosotros, desde la provincia de Buenos Aires, queremos dejar en claro que no vamos a abandonar a las pymes productivas, a nuestra industria bonaerense. No la vamos a abandonar. No estamos de acuerdo con desindustrializar a la Argentina. No estamos de acuerdo con que es ineficiente, con que no sirve, con que es artificial. No estamos de acuerdo. Vamos a seguir defendiendo ese modelo, por supuesto perfectible.
Quiero agradecer también a Ariel, porque necesitamos trabajar en todos los niveles de gobierno, en articulación. Ustedes son los que están más cerca de los productores y productoras de sus distritos. Necesitamos que eso se aceite más y mejor para poder dar respuesta.
En estos momentos, lo que tengo para decirles es que no vamos a poder evitar lo que genera un programa macroeconómico antindustrial, ni políticas públicas que ignoran y que van en contra de la industria y la producción nacional, aún cuando eso no tenga nada que ver con la época que estamos viviendo a nivel mundial en la que, repito, cada país defiende, con todo lo que tiene, lo que es propio, el trabajo propio y la industria propia.
Así que, ante esa situación, lo que les puedo decir es que todos los instrumentos que tengamos a disposición los vamos a poner para ustedes, que vamos a hacer todos los aportes que podamos, que vamos a redoblar los esfuerzos de nuestro Banco, de nuestros ministerios, de integración con nuestros municipios. Es un modelo que nosotros creemos que es el único posible para la provincia de Buenos Aires, que tenemos que mejorarlo y hacerlo también más firme, pero tenemos que defenderlo entre todos y todas. Para esa defensa, cuenten con nosotros y, por supuesto, yo les pido poder contar con ustedes.
Muchísimas gracias.