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12 de octubre de 1999-2024

"Había que volver"

A 25 años de la apertura del nuevo Teatro Argentino, Marcos Nápoli, a cargo de su Archivo Histórico, aborda desde el registro y el corazón el tiempo que siguió a la destrucción de la antigua sede.

Sábado 12 de Octubre 2024
En 1999 el Teatro Argentino volvió a tener sede propia después de 22 años.
En 1999 el Teatro Argentino volvió a tener sede propia después de 22 años.

¿Cómo sintetizar casi un cuarto de siglo de una lucha permanente por recuperar lo que la fatalidad y las decisiones de una dictadura feroz se cargaron en el inicio de la tarde primaveral del 18 de octubre de 1977? Angustia, desazón, desconcierto, incertidumbre e impotencia. Había que volver…

Ante el incendio que actuó con precisión quirúrgica sobre el corazón de la sala y no sobre la fortaleza de sus paredes y espacios interiores, los trabajadores del Argentino jamás dieron por perdida la batalla contra el silencio de las autoridades, luego transformado en un instrumento propagandístico de obras fuera de escala, festivales de hormigón y trazados faraónicos. La bocha de acero golpeó con insistencia sus muros de estilo renacentista levantados aquellos vecinos soñadores a finales de 1880, y que el Otello verdiano inauguró el 19 de noviembre de 1890. Y el teatro resistía a caer, mucha historia junta se reveló ante las voluntades de los almidonados uniformes apoltronados en los despachos oficiales.

Un nuevo edificio nació en los vaivenes económicos con fecha de inicio (1980) pero jamás con certezas de finalización. Y comenzó la peregrinación de los cuerpos estables, las secciones técnicas, el personal administrativo, de servicio y los auxiliares. Como sea, había que volver….

Fueron diecinueve años de itinerancia por los sitios más inimaginables para un organismo artístico de su jerarquía. Escenarios inadecuados, salas de ensayo que no resistían termómetros, oficinas fuera de la realidad y talleres anclados en ámbitos al borde del derrumbe. Bajar los brazos significaba renunciar no a un oficio, marcaba entregar la historia de pertenencia, de amor infinito por ese teatro que se pobló en cada rincón de muchas generaciones que la pelearon, que lo profesionalizaron, que lo cuidaron y que le dieron sus saberes y artes. Por los apellidos, entre otros, Colonnese, Pavlova, Strauss, Mascagni, Gigli, Arrau y miles de los nuestros que forjaron aquí un carrera fantástica,  como fuese, había que volver….

En 1987 el ex cine Rocha y el Teatro Martín Fierro sostuvieron con “estabilidad” el laburo, las ganas y la presión para que el retorno a la casa propia de 51 9 y 10 sea un hecho y no una ilusión. Faltaba, si se resistió hasta la vuelta de la democracia, ¿cómo aflojar entonces? El sprint final hasta el 12 de octubre de 1999 fue una experiencia imposible de explicar. No reparaba sólo en un acontecimiento de concreción física, era un sueño cristalizado en un objetivo mancomunado por un núcleo gigante de trabajadores que jamás negoció la camiseta que llevaba pegadita a la piel. Había que volver... Y volvimos.

Era el fin de un principio. Se hizo épico lo que siempre fue heroico. El flamante edificio trajo desafíos de otro calibre. Quienes llevaban añares en sus quehaceres cedieron la posta, con el pecho inflado de emoción, a jóvenes entusiastas. Otros, comenzaron a familiarizarse con los sonidos, tiempos, recorridos y dinámicas de la casa que ahora tiene formas muy diferentes. Había que dotarla de esa vida propia que habita en los teatros. Volvimos…

Los vaivenes de los tiempos políticos y de la economía del país influyeron decididamente en estos 25 años. Temporadas espectaculares, meritorias, flojas y años directamente desprogramados. Gobernadores y funcionarios que apostaron a la actividad, otros que ni siquiera repararon en que el Argentino es el segundo coliseo de producción integral del país y el más importante de la provincia. El telón abierto no se negocia, volvimos...

El parate injustificado y el certero ataque a la cultura y a sus trabajadores durante cuatro años trajo al recuerdo aquellas épocas de oscuridad, silencio e incertidumbre. A fines de 2019 comenzó una etapa que lentamente ubicó al teatro como lugar referencial para la ópera, el ballet y los conciertos, pero con la apertura a otras manifestaciones en post de transformarlo definitivamente en un Centro Provincial de las Artes. Hoy se produce en el escenario, en los talleres, en cada dependencia. Volvimos una vez más…

Estará en cada uno de los que conforman esta “familia”, proseguir la tarea de los que hicieron escuela, los que se la jugaron siempre, los que en el infierno del ’77 y en la topadora del ’80, no claudicaron. El compromiso es delegar, a los que continúen, ese espíritu que sólo conoce quien convive a diario con los engranajes de esta fabulosa fábrica de espectáculos.

Había que volver, volvimos y volveremos siempre.

 

Por Marcos Nápoli, periodista graduado en la UNLP, encargado del Archivo Histórico Artístico del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino y trabajador en el Teatro desde 1987.