La temporada artística 2023 continuará este domingo 23 de abril, a las 17.00, con un concierto sinfónico-vocal que se realizará en la Sala “Alberto Ginastera” del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino, ubicado en la Av. 51 entre 9 y 10. Esta actividad integra la agenda programada por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
La Orquesta Estable y la soprano Daniela Tabernig, con la dirección de Carlos Vieu, interpretarán “Cuatro últimas canciones”, para soprano y orquesta, TrV 296, de Richard Strauss y la Sinfonía N° 4, en Sol mayor, para soprano y orquesta, de Gustav Mahler.
Las entradas gratuitas, con reserva online, se podrán obtener a partir del viernes 21, a las 18.00, a través del link publicado en la Web y en las redes sociales del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires y el Teatro Argentino.
Esta es la tercera actividad prevista esta semana en la Sala Ginastera, luego de los conciertos sinfónico-corales dedicados a la Novena Sinfonía de Beethoven programados para el jueves 20 y el viernes 21, que significaron la reapertura del principal ámbito de espectáculos del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino- La sala permanecía cerrada desde noviembre de 2017 y las actuales autoridades provinciales la reabrieron esta semana con un emotivo concierto que tuvo como protagonistas a la Orquesta y Coro Estables y solistas invitados.
Las obras
“Cuatro últimas canciones” (“Vier lezte Lieder”) de Richard Strauss (1864-1949) es una bellísima composición del último período creativo del gran autor postromántico alemán en la que musicalizó tres poemas de Herman Hesse y uno de Joseph von Eichendorff.
La Cuarta Sinfonía de Gustav Mahler (1860-1911) fue escrita entre 1899 y 1900 y se estrenó en 1901. La clave de la obra reside en la canción “Das Himmlische Leben” (“La vida celestial”), cuyos versos están tomados de la colección de poesía popular alemana “Des Knaben Wunderhorn” (“El cuerno mágico de la juventud”). Fragmentos de ese “lied” aparecen en los tres primeros movimientos y es cantado en su totalidad por la soprano en el movimiento final. La pieza es considerada un canto a los goces celestiales hecho desde la pureza de la infancia y el propio Mahler dijo acerca de su sentido: “Cuando el hombre, maravillado pero confundido, pregunta qué significa todo esto, el niño le responde: así es la vida celestial”.