La expresión Educación Ambiental fue utilizada por primera vez en la Conferencia de la ONU de Estocolmo en 1972, donde se estableció la necesidad de promover conductas responsables en relación al ambiente.
La mencionada Conferencia dio lugar a la Carta de Belgrado, publicada tres años después, donde se expusieron lineamientos, objetivos, principios para este tipo de educación y donde además se establecieron metas ambientales.
Desde el origen de su concepción, la educación ambiental busca ser amplia, plural e integral. Particularmente en latinoamericana se ha construido a partir de las experiencias de la educación popular, comunitaria, participativa y ecológica, en un proceso comprometido con el cambio social y con la transformación de los modelos económicos de desarrollo hacia modelos más sostenibles.
En Argentina se destacan dos hechos recientes en relación a esta conmemoración, por un lado la sanción de la Ley número 27592 denominada “Ley Yolanda” a finales de 2020; cuyo objetivo es garantizar la formación integral en ambiente, con perspectiva de desarrollo sostenible y énfasis en la lucha contra el cambio climático para las personas que se desempeñan en la función pública y por otro lado, la sanción de la Ley 27621 de Educación Ambiental Integral, a mediados del año 2021, cuyo objetivo general es crear conciencia ambiental y aportar a la formación ciudadana y al ejercicio del derecho a un ambiente sano, digno y diverso, e incorporar los nuevos paradigmas de la sostenibilidad a los ámbitos de la educación formal y no formal.
El Comité de Cuenca del Río Luján (ComiLu), dependiente de la Subsecretaría de Recursos Hídrico bonaerense, se encuentra en pleno proceso de elaboración de un Programa de Educación Ambiental, destinado a acompañar la implementación del Plan de Manejo Integral de la Cuenca, a partir del reconocimiento del saber y la experiencia que las personas que habitan el territorio.