En el mes del Guardaparque en nuestro país, conversamos con Ignacio Healion, jefe en la Reserva Los Robles de Moreno.
“Entré en 1999 y desde ese momento estoy a cargo del cuerpo de guardaparques, fuimos armando un equipo muy sólido con técnicos y gente que se fue capacitando, también sumamos equipamiento”, sintetiza Nacho Healion al recordar que hace 22 años encabeza el equipo de guardaparques del área natural protegida de Moreno, en la Cuenca Alta del Río Reconquista.
En el mes que se celebra el Día Nacional del Guardaparque (9/10) y el Día Provincial del Guardaparque (19/10), Healion conversó con el COMIREC sobre varios puntos que se ven atravesados por la pandemia del COVID-19 y reflexiona sobre el trabajo que lleva adelante la comunidad de protección: “Hay que hacer una campaña educativa enorme, a gran escala, y comprometer a toda la sociedad porque no alcanza”. De este modo COMIREC homenajea a todos los trabajadores del área en cualquier zona asignada de nuestro país.
El equipo de guardaparques que encabeza Healion está cargo de unas 1000 ha. de los cuales 268 pertenecen a Los Robles, y el resto al lago San Francisco del lado de Moreno, el Museo de Ciencias Naturales Francisco Javier Muñiz y una parte del camino de la ribera. Toda esta extensión fue declarada el año pasado por parte del municipio como “área natural protegida”.
En la antigua normalidad, los visitantes podían realizar trekking, avistajes de flora y fauna, camping, cabalgatas, actividades deportivas y paseos en bicicleta, en un bosque que posee ejemplares de ceibos, talas, sauces, casuarinas, fresnos, y por supuesto roble de pantanos entre otros. Además, en compañía de los responsables del parque se pueden avistar distintas especies de aves, mamíferos, reptiles y anfibios.
¿Qué representa el área para la región?
Tiene un valor muy importante desde el punto de vista tanto de preservación y la educación, pensemos que estamos inmersos en el conurbano y que hay pocas áreas protegidas en el AMBA y justamente esta es una de las más grandes.
La flora originaria de la región, como el bosque de espinillo, de talas, que están en buen estado de conservación lo que es importante porque queda muy poca superficie de estos ambientes, en la provincia de Buenos Aires, donde se conserva un 3 % de superficie protegida que conserve estos ambientes.
También desde el punto de vista de la fauna, es un pulmón verde en medio del conurbano con fauna que es originaria de esta zona que no tiene dónde refugiarse como gato montés o el ipecaá, el carpincho, especies que ya casi no se encuentran en el AMBA y que nosotros las tenemos presentes, por eso es muy importante poder conservar el ambiente para que estas especies puedan desarrollarse en el lugar.
El año pasado La Reserva cumplió 30 años ¿cómo lo celebraron?
Se realizaron muchas actividades como la inauguración de la biblioteca, en esa ocasión nos visitó Zulema Padoani, hija del antiguo dueño de esas tierras y quien comenzó con la forestación de este lugar, y le hemos puesto el nombre de su padre, Giordano Padoani. Fue un año espectacular, porque salió la ordenanza que la declara como área natural protegida.
¿Cómo ha sido el trabajo durante este tiempo de cuarentena?
Seguimos trabajando, mantuvimos las tareas de conservación y vigilancia, para ello tenemos guardaparque que hacen guardias permanentemente las 24 hs. que van rotando, tanto en la base del parque Los Robles, donde hay dos puestos, uno en caballeriza y otro en vivienda y también en el Museo Muñiz.
De a poco fuimos abriendo algunas actividades más como en el vivero donde trabajamos en la producción y mantenimiento de las especies nativas, también realizamos investigaciones junto al CONICET y universidades como son la guía de hongos y de aves.
Esta cuarentena nos dio la posibilidad de proyectar cosas para lo que viene, parar lo cotidiano y pensar para adelante, tenemos pensado una cantidad de actividades y proyectos para encaminar para cuando volvamos a la normalidad.
Ahora mismo estamos trabajando en el desarrollo de actividades de bajo impacto en el espejo de agua y una de ellas es la pesca deportiva, en ese sentido realizamos una resiembra de 90 mil alevines de pejerrey, una especie muy valorada por pescadores que pescan y devuelven.
También, investigamos sobre el avance de la acacia negra, una especie exótica invasora que desplaza las comunidades vegetales del lugar, y estamos teniendo avances con la inoculación de hongos junto al investigador del CONICET UBA, el biólogo Agustín Martínez, que está dando buenos resultados.
Anterior a la cuarentena ¿qué otros programas desarrollaban y esperan volver a trabajar?
Tenemos un equipo muy bien armado que trabaja en cuatro programas similares a las áreas protegidas a nivel nacional, pero acotadas a la reserva municipal. Un programa de operaciones de control y vigilancia con la reglamentación y ordenanzas, además hay un subprograma de manejo y control del fuego, también un programa de mantenimiento de senderos, de vehículos y equipamiento, etc.
Los más importantes son los programas de educación ambiental y extensión a la comunidad que es el paquete de información que tenemos en el área para brindar a los visitantes y conozcan los valores que se tienen en este lugar y de este modo comprometerse con el cuidado del medio ambiente. El de extensión es salir y conectar con otras personas, visitas a colegios, charlas en instituciones tanto del partido como por fuera a través de la difusión.
Otro es de manejo biológico de conservación de los recursos naturales, todas las intervenciones o no, que se realizan sobre la naturaleza para mantenerla en su mejor estado de conservación posible. Es un espacio de investigación, monitoreo de conocimiento de los ecosistemas que tenemos y se trabaja mucho con el conocimiento de la fauna. Realizamos seguimiento de especies, como la siembra de pejerrey o la guía de aves y mariposas y vegetación con los hongos.
¿Qué mensaje nos da la tierra con esta pandemia?
Es un momento para reflexionar y tomar decisiones desde los hogares y como sociedad, el mundo tiene que empezar a tomar a la naturaleza como nuestra casa y no la estamos cuidando. Estamos viendo muchas cuestiones de este no cuidado de la naturaleza que están relacionadas con la pandemia o el cambio climático, y vemos las cosas que pasan en el mundo y en la Argentina, que prácticamente se nos está incendiando el país.
Y no nos damos cuenta de que todo está relacionado y que no estamos por fuera de la naturaleza, creo que es muy claro el mensaje, que si no la cuidamos no nos estamos cuidando nosotros mismos. Es un momento para empezar a tomar decisiones en serio porque el final es muy evidente.
¿Cuál es el desafío que se plantea en el mes del guardaparque?
El desafío es enorme y evidente. Es muy valiosa la labor de todas las mujeres y hombres que trabajan en áreas protegidas y las ONGs y en los organismos de gobierno que aportan su grano de arena para la conversación y cuidado de nuestro patrimonio natural. Con el tiempo todos deberíamos tener un guardaparque adentro, todo el planeta debería convertirse en un guardaparque a pequeña escala porque el cuidado del planeta es una cuestión de todos.
¿Qué se espera del trabajo en conjunto con el COMIREC y la provincia?
Durante 2019 se reunió una mesa técnica con representantes de los municipios de Moreno, General Rodríguez, Merlo y Marcos Paz armar un plan de manejo en conjunto y definir los usos posibles del espejo de agua, también declarar un paisaje protegido que conserve toda esta área naciente del Reconquista, porque se trata de un área natural incalculable de las pocas que quedan con una mejor salud en las aguas y el ambiente en general.
La idea es poder retomar esas conversaciones porque los municipios están trabajando en sus áreas protegidas para lograr un desarrollo sustentable, teniendo en cuenta que es un punto turístico y de conservación tan lindo en el conurbano.